4/19/2007

ANÁLISIS DE UNA OBRA ESCULTÓRICA DE BERNINI


La tensión y la violencia dotan a este grupo escultórico de un gran dinamismo compositivo.


Obsérvese en el detalle la capacidad de Bernini para convertir el frío mármol en pura carnosidad. Las manos de Plutón se hunden en la carne de Proserpina, creando efectos de gran sensualidad y erotismo.


Grupo escultórico de PLUTÓN Y PROSERPINA
1621-22. Galería Borghese, Roma.
MATERIAL: mármol.
DIMENSIONES: 2.95 mt.
PATROCINIO:
Fue encargada por Scipione Borghese, que se la cedió al Cardenal Ludovico Ludovisi en 1622, quien la llevó a su villa . Permaneció allí hasta 1908, cuando el Estado italiano la adquirió y la devolvió a la Galleria Borghese.

EL TEMA:
representa un asunto procedente de las Metamorfosis de Ovidio. Representa a Proserpina (Perséfone en la mitología griega) siendo raptada por Plutón (Hades en la mitología griega), soberano de los infiernos. A partir de este mito trata el tema de la violencia siguiendo los modelos de la escultura helenística. El poderoso cuerpo del dios, el de un varón maduro, se encamina hacia delante y el juvenil y femenino cuerpo de Prosérpina no pisa el suelo pero tiende hacia atrás sus brazos, pidiendo ayuda con uno y rechazando la cabeza del dios con el otro.

LA COMPOSICIÓN:
En cuanto a la composición es una línea vertical a la que se contraponen tres brazos en horizontal, los dos del dios y uno de la joven. Las manos de Plutón se hunden en el cuerpo terso de la joven y la carne cede bajo la presión. La ceja del dios se deforma bajo el empuje de la mano de la diosa. A los pies de la estuatua el can cerbero, el monstruoso animal que guarda las puertas del reino de Plutón. Es una de las imágenes más naturalistas de la historia de la escultura. La posición, un contraposto retorcido, es una reminiscencia del Manierismo, y permite una multiplicidad de puntos de vista; así, podemos observar simultaneamente el rapto (según se mira desde la izquierda) con Plutón tratando de mantener a Proserpina sujeta; de la llegada al Hades (mirando de frente, parece llevar en brazos a su víctima); y de la petición de Proserpina a su madre de regresar durante seis meses a la Tierra (si contemplamos desde la derecha, con las lágrimas de la mujer, el viento sobre su pelo y el Can Cerbero ladrando).
Es notable la representación de los detalles: Proserpina empuja la cabeza de Plutón estirando su piel, y los dedos de este aprietan cruelmente la carne de Proserpina tratando de inmovilizarla.
La obra tiene un carácter violento y dinámico, mostrándonos la resistencia de Proserpina al rapto de Plutón, y creándose diferentes texturas según la posición de las diferentes figuras. La tensión atracción-repulsión impregna toda la obra de un poderoso dinamismo de gran fuerza expresiva.

INTERPRETACIÓN
:
El mito acaba siendo un vehículo excelente para la lección moral; así, oponiendo la brutalidad de Plutón a la belleza de Proserpina, se confronta el vicio con la virtud. Así se expresan los diferentes comportamientos psicológicos de los personajes, representando los afecti, los estados anímicos (los estados del alma), que resultan ser uno de los elementos más característicos de la plástica barroca.

4/15/2007

QUE LOS DIOSES GUARDEN A GRECIA DURANTE MUCHO TIEMPO

Templo dedicado a Zeus Olímpico, también conocido como "El Olimpeion".

Quisieron los romanos emular a los antiguos atenienses construyendo en el ágora romana un templo que sobrepasara, por sus colosales dimensiones, la grandeza del Partenón. La ocasión les vino dada por los propios ciudadanos atenienses, que habían iniciado la construcción de un colosal templo en honor de Zeus Olímpico allá por el año 515 a. C. Será durante el reinado del emperador Adriano, en el 131 d. C., cuando la obra se concluya, casi seis siglos y medio después. Las proporciones colosales del conjunto, todavía visibles, podrían justificar la demora. Todavía quedan en pie quince columnas, testigos mudos de aquella grandeza. Estaba rodeado por una muralla de toba compensada en el exterior por los contrafuertes que sostenían columnas corintias. Los viejos capiteles jónicos del templo fueron sustituidos en época romana por los corintios que hoy las coronan.
Hoy el templo, o su memoria, se alza sobre un prado en el que crece, olorosa, la manzanilla. A lo lejos, la silueta imponente de la Acrópolis, hace enmudecer a todos cuantos creen que la altura de estas viejas columnas pudo, en algún momento, ensombrecer la belleza del Partenón.


En el Cerámico las tumbas hoy están vacías . Las estelas se alzan en silencio. ¿Dónde yacen hoy aquellos héroes que batieron a los ejércitos de Jerjes?



Estela funeraria del Museo Arqueológico de Atenas
El guerrero, tras una vida repleta de batallas, contempla pensativo la desolación del horizonte que hay más allá de la muerte. El casco y el escudo guardan silencio, ellos que han visto tanto.








Vista de Micenas.



El silencio presente de las piedras no impide oir el rumor incesante del pasado.




Templo de Aphaia, en lo alto de la isla de Egina. Pistachos a la sombra de los pinos mientras el azul del cielo nos observa. El rumor milenario de las piedras.







Vista del ágora de Atenas desde la Acrópolis







He vuelto, purificado, de mi viaje a Grecia . Los campos, cuajados de olivos y manzanilla, mantienen intacto el rastro de las ninfas y los dioses olímpicos. El Partenón, eternamente en obras, continúa dominando con su porte el altar sagrado de la Acrópolis. En Micenas, entre ciclópeas murallas, las amapolas siguen guardando el tesoro de Atreo. El mar, azul.