La visión de los niños de la calle pintados por Murillo no resulta, a pesar de los harapos y los dientes mellados, ingrata a nuestra vista. Son pinturas, a su manera, amables. Tal vez nos muestren la resignación infantil ante un mundo lleno de injusticias y miserias, en el que hay que aprovechar cualquier ocasión para hartarse de comer, no vaya a ser que no volvamos a probar bocado en mucho tiempo. Es un optimismo resignado.De optimismo, sin embargo, no podríamos hablar al contemplar los dos famosos lienzos pintados por Valdés Leal para el Hospital de la Caridad de Sevilla, allá por el año 1672. Finis Gloriae Mundi y In Ictu Oculi.
El noble sevillano don Miguel de Mañara fue nombrado en 1663 Hermano Mayor de la Santa Caridad, poniendo todo su empeño en la tarea de concluir las obras de la nueva iglesia de la Hermandad que se estaban realizando desde 1647. Para ello contó con los mejores artistas de su tiempo: el retablista Bernardo Simón de Pereda, el escultor Pedro Roldán y los pintores Murillo y Valdés Leal. El propio Mañara diseñó el programa iconográfico que decoraba el templo, programa destinado a los hermanos de la Caridad, proclamando la salvación del alma a través de la caridad, encargando las pinturas que recogen las obras de caridad a Murillo. Sin embargo, el programa iconográfico se inicia con una reflexión sobre la brevedad de la vida y el triunfo de la muerte, siendo Valdés Leal el encargado de realizar estos trabajos.
Estas pinturas estaban en el sotocoro de la iglesia de la Caridad sevillana y hoy todavía se encuentran in-situ. Se denominan los "Jeroglíficos de las Postrimerias" y en ambas obras se hace una referencia al dilema de conseguir la salvación o la condenación eterna. En el friso del sotocoro había un texto en letras capitales que recoge las palabras de Cristo en el Juicio Final la dirigirse a los bienaventurados: "Escuchad la palabra del Señor: Venid benditos de mi padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, peregriné y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, preso y vinisteis a verme". Por lo tanto, sólo conseguirán la salvación eterna aquellos que hayan practicado las obras de caridad. Con este mensaje es más fácil la comprensión de los "Jeroglíficos" denominadas In Ictu Oculi y Finis Gloriae Mundi.En la obra que contemplamos en segundo lugar aparece la muerte llevando debajo su brazo izquierdo un ataúd con un sudario mientras en la mano porta la característica guadaña. Con su mano derecha apaga una vela sobre la que aparece la frase "In Ictu Oculi", en un abrir y cerrar de ojos, indicando la rapidez con la que llega la muerte y apaga la vida humana que simboliza la vela. En la parte baja de la composición aparecen toda una serie de objetos que representan la vanidad de los placeres y las glorias terrenales. Ni las glorias eclesiásticas escapan a la muerte -por lo que aparece el báculo, la mitra y el capelo cardenalicio- ni las glorias de los reyes -la corona, el cetro o el toisón- afectando a todo el mundo por igual ya que la muerte pisa el globo terráqueo. La sabiduría, las riquezas o la guerra tampoco son los vehículos para escapar de la muerte. La filosofía barroca de la "vanitas" difícilmente puede plasmarse mejor en un lienzo. El cuadro está rematado en un arco de medio punto y compositivamente sigue un esquema triangular en el que se inscriben un amplio número de diagonales que dotan de mayor ritmo al conjunto. El fondo en penumbra crea un efecto más dramático y simbólico al sugerir que la muerte sale de las tinieblas y avanza hacia el espectador, dotando de mayor teatralidad a la escena. El contraste entre el negro del fondo y la viveza del colorido de los objetos y las telas también tiene un sentido alegórico. Debido a estos trabajos, Valdés ha cosechado una fama de pintor de la muerte que no merece ya que sólo se preocupó de cumplir a la perfección el encargo de su cliente, obteniendo un resultado de gran impacto visual y espiritual.
Los Jeroglíficos de Valdés Leal nos presentan el espectáculo de la muerte y suscitan el problema de la salvación. El término "postrimerías" (término teológico que se refiere a la muerte, el juicio, el infierno y el cielo) pone de relieve cuál era su tema. Las telas representan la muerte y el juicio, mientras que el cielo o el infierno dependen de la balanza. Con el alma pendiente de la balanza, los actos de caridad se convierten en imprescindibles para garantizar su salvación. La idea de la caridad como antídoto de la muerte y camino de salvación conecta las telas de Murillo y el retablo mayor con los Jeroglíficos, unificando su temática.
En la parte superior de Finis Gloriae Mundi existe un motivo que conecta los Jeroglíficos con las otras obras existentes en la iglesia. Se trata de una mano estigmatizada que aguanta una balanza, alusión simbólica al juicio final. En el platillo de la izquierda están representados los siete pecados capitales mediante animales simbólicos, en el de la derecha los libros de oración y las penitencias (disciplinas, cilicio, cadena). Nos presentan pues los dos aspectos de la muerte, como fin y como principio. La Muerte (In ictu oculi) hace de la existencia terrenal algo fútil y sin sentido, pero al mismo tiempo libera el alma para que sea juzgada según su existencia terrenal (Finis Gloriae Mundi). Pero las oraciones y el arrepentimiento no son suficientes para alcanzar la salvación: implícitamente se nos dice que falta algo para inclinar la balanza del lado de la salvación, y ello está representado por las pinturas de Murillo, las obras de misericordia. Así, el ciclo adquiere un sentido global: la salvación por el ejercicio de obras de caridad.
El arte barroco
ResponderEliminarEste arte antiguo revela una gran certeza de diseños y un manejo de los conocimientos pictoricos de aquella epoca en la cual el arte estaba alcanzando un alto interes por la humanidad.Sin duda, que el arte barroco continuo las pisadas de otras culturas que la antecedieron.
exelente felicitaciones muy buena informacion, arriba la historia del arte-!!!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el artículo. No soy de Sevilla, pero quiero ir allí a estudiar el año que viene historia del arte. Todavía no se si me admitirán, pero al menos, sí que me han admitido en el colegio mayor ( www.colegiomayoralmonte.com )... lo que me echa un poco para abajo es el tema de las salidas profesionales...
ResponderEliminarEstimado Eduardo:
ResponderEliminarGracias por tu comentario. En cuanto a las salidas profesionales de la Historia del Arte... qué quieres que te diga: siendo España un país de rico patrimonio artístico, no debiera faltar trabajo a un especialista; no obstante, el aprecio general por la cultura es muy bajo y en las actuales circunstancias económicas, sencillamente nulo. En todo caso, si puedes darte el gusto de perseguir tu sueño, hazlo, pero ten en cuenta las dificultades a las que habrás de enfrentarte, que no serán pocas.
Un saludo
Muy buen artículo gracias
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