11/30/2011

LA PARTE POR EL TODO 8

 
                 Iglesia de San Martín de Frómista (Palencia)

¿A qué construcción pertenece este recorte? ¿Dónde se halla?
Muchos peregrinos pasaron y pasan por allí. Los hermosos capiteles que adornan sus esbeltas columnas nos  informan, a través de caprichosas formas, de  un mundo colorista y fantástico. Sal a esos caminos y busca la huella del que caminó con el redentor...
Identifica la obra y cuéntanos qué maravillas arquitectóncias sorprenden todavía hoy al viajero que se aventura por aquellas tierras.

      En efecto, queridos peregrinos: era la iglesia de San Martín de Frómista, uno de los ejemplos más bellos y perfectos de la arquitectura románica castellana del camino de Santiago. Se levanta sobre una plataforma que realza sus armoniosos volúmenes, aunque cuando llegamos a la estación de tren de Frómista, apenas un apeadero, lo que divisamos sobre los tejados de las casas de este pequeño caserío castellano, es el esbelto cimborrio poligonal que se eleva en el crucero. Llama la atención el esmero de esta construcción que, tras la restauración a la que fue sometida hace años, ha quedado como nueva, demasiado nueva dicen los lugareños. La perfección del aparejo de sus muros, así como la austeridad ornamental de su exterior (taqueado jaqués, finos baquetones y molduras y canecillos, todo sabiamente dispuesto sobre ciertos lugares) no nos puede privar de la contemplación de su fantástico interior. Los capiteles que se elevan en lo alto de las columnas y pilares que, a su vez, sostienen los arcos fajones sobre los que descansa la bóveda de piedra, contienen un amplio repertorio de imágenes sagradas y fantásticas, son como las páginas desplegadas de ese libro de piedra que son las portadas románicas, aunque aquí la portada esté desnuda. Las marcas de los canteros nos transmiten las voces de aquellos que labraron los sillares, de quienes con su forma dejaron constancia de su buen hacer y mejor saber. Ellos fueron los mejores agentes comerciales del románico. Disfrutemos de su interior recogido y espacioso, con la luz concentrándose en la cabecera de la iglesia de planta basilical (tres naves, la del centro de mayor anchura y altura que las laterales, rematadas con tres ábsides, siendo mayor el central) y la llamada de Cristo en la cruz bajo la bóveda del ábside central. Y cuando salgamos al exterior, ateridos de frío si es invierno, no dejemos de admirar la elegancia de sus volúmenes, ya sean las torres cilíndricas que flanquean el pórtico principal o los ábsides que rematan la cabecera. Frómista merece un respeto, aunque no sea ni el final del camino ni la más grandiosa construcción románica.