EJERCICIO B
Imagen 1. La maja desnuda. 1797-1800. Francisco de Goya.
Imagen 2. La Condesa de Chinchón. 1800. Francisco de Goya.
Texto 1.
“En vida de Goya, la guerra (…) y las hambrunas obligaron a muchas españolas a abandonar su tradicional circunspección (…). Exceptuando a William Hogarth – quien, por lo demás, observa la sociedad inglesa sólo para caricaturizarla -, probablemente no exista ningún otro artista de los siglos XVIII y XIX que plasmara a las mujeres en situaciones y roles sociales tan diferentes como Goya: mujeres de su tiempo y no las habituales diosas griegas, sabinas raptadas o ideales morales como Lucrecia que se quita la vida. Pinta lo que ve, por lo que provoca el escándalo una y otra vez”.
Hagen, Rose-Marie y Rayner. Francisco de Goya. 1746-1828. Taschen. Madrid. 2007.
Texto 2.
“En la España del s. XVIII, socialmente atrasada y políticamente reaccionaria, los pocos intelectuales abiertos a las ideas del iluminismo europeo (los “liberales”) no son una fuerza política, no puede hacer más que vivir con desgarradora lucidez la tragedia de una nación en proceso de regresión dentro de una Europa en progresión. Goya es de éstos; para él, Europa es la brillante ironía con que Tiépolo celebra los fastos de la decadencia de Venecia, es la crítica social de Hogarth. Le interesan la teoría clasicista traída a España por Mengs y el optimismo a lo Rousseau de Gainsborough, pero permanece escéptico”.
Argan, Giulio Carlo. El Arte Moderno. 1770-1970. Fernando Torres. Valencia. 1975.
PREGUNTAS:
1. Analiza y comenta la imagen 1.
2. Explica las características generales de la obra artística de Francisco de Goya.
3. Comenta el contexto social, económico, político y religioso en España en la transición del s. XVIII al XIX que envuelve la producción de Goya.
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Los documentos que aporta el examen son de dos tipos: las obras: la maja desnuda y un retrato
de la condesa de Chinchón; y dos textos: en el primero se aborda la
situación de la mujer española en el cambio de siglo y la particular mirada de
Goya sobra la misma; en el segundo, el talante liberal (ilustrado) de nuestro
pintor en un contexto político nacional de regresión reaccionaria y antiilustrada.
Estas fuentes pueden ayudarnos a abordar el examen, pero no aportan elementos
suficientes para un enfoque general de la obra y trayectoria del artista,
aunque nos proponen dos ideas esenciales en la vida y obra de Goya: su
particular y provocadora mirada sobre la mujer española (plasmada en sus
abundantes y variados retratos) y su talante liberal en el contexto de una
España arrasada por la guerra contra los franceses.
1. Analiza y comenta la imagen 1.
LA MAJA DESNUDA
IDENTIFICACIÓN Y CLASIFICACIÓN DE LA OBRA:
Se trata de un óleo sobre lienzo, de 0.98 cm. X 191 cm. Está fechado hacia el 1797- 1800, y se encuentra en el Museo del Prado, en Madrid. El género
al que pertenece es el retrato de cuerpo entero de
una mujer desnuda. Por su estilo
es una obra inclasificable, aunque
por su cronología podemos situarla en el Neoclasicismo,
Goya introduce importantes novedades en el tratamiento de la obra.
La obra aparece citada en
1800 como parte de las pinturas que se hallaban en el gabinete del valido
(primer ministro) del rey Carlos IV, Manuel Godoy, emparejada con otra
semejante: “La maja vestida”, realizada posteriormente. Se
desconoce quién las encargó, aunque todo hace suponer que ambas majas
fueron encargadas por el propio Godoy
para decorar su despacho, junto a la “Venus
del espejo” de Velázquez y otro desnudo de la escuela veneciana, ya que era
aficionado a las pinturas de
desnudos femeninos. El coleccionismo de estas pinturas era una forma de exhibir
el poder de este valido, debido a que la posesión de obras de este género era
perseguida por la Inquisición, dado su carácter “obsceno”. En esa fecha se
habla de “La Venus que pintó (Goya) para
el príncipe de la Paz”.
La obra sigue la tipología tradicional de representación
de la diosa Venus tendida sobre un lecho,
aunque como se verá en el análisis formal y estilístico, desde la particular
mirada de Goya que, en este género,
como en otros, romperá con la tradición.
Sobre la identidad de la mujer representada no tenemos noticias, aunque existen diferentes hipótesis: la legendaria, que señala
que la maja sería la Duquesa de Alba,
María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, a quien Goya
estaba unido desde que ésta enviudó y se trasladaron juntos a San Lucas de
Barrameda (Cádiz), aunque su rostro no coincide con el de la maja (podría
tratarse de un rostro estereotipado, para evitar descubrir la auténtica
identidad de la mujer, como ocurría en los cartones para tapices); otra
hipótesis señala que, por la postura, podría ser una prostituta de alto postín que se ofrece al mejor postor. Se ha propuesto
también que la retratada fuera Pepita Tudó, entonces amante y, más
tarde, esposa de Godoy. Se ha pensado, también, que las dos majas formasen un díptico, de modo que la vestida pudiese
descubrir, como al volver una página, mediante un mecanismo secreto, a la
desnuda. Es hipótesis muy verosímil, pues semejantes "picardías" eran frecuentes en Francia y en el ambiente de los
ilustrados. Fuere quien fuere la mujer, Goya fue llamado en
1815 por la Inquisición para conocer
la identidad de la dama y quién la había encargado. No conocemos la respuesta
de Goya, si es que dio alguna, pero el asunto fue sobreseído. Parece ser que
altas instancias (el Valido Godoy, el Cardenal Luis de Borbón, o el propio
monarca Fernando VII) pararon la instrucción. No era la primera vez, en todo caso, que Goya debía de hacer
frente a este tribunal que encarnaba la España más retrógrada. Durante mucho tiempo este desnudo fue conocido popularmente como "la gitana", quizás por su cabello negro y mirada penetrante y, porque vestida, se correspondía con los tipos populares a los que tan aficionada era la frívola aristocracia española de la época.
DESCRIPCIÓN Y ANÁLISIS
FORMAL Y ESTILÍSTICO
La Maja
desnuda es un retrato de cuerpo entero de una joven mujer desnuda
recostada en un diván o canapé
de terciopelo verde con almohadas y colcha, que mira directamente al espectador.
El diván y la mujer se sitúan en un lugar oscuro e indefinido, neutro, que carece de cualquier referencia espacial. La mujer se dispone con los brazos
entrecruzados por debajo de la cabeza, postura que recuerda a la “Ariadna dormida”, de las colecciones
reales, lo que hace que sus senos se separen, y recoge ligeramente sus piernas
para marcar la flexión curvilínea de la cadera y los muslos, cerrándolas con
elegancia. La figura de la mujer
atraviesa el lienzo en diagonal, lo
que obliga al observador a recorrer el cuerpo de izquierda a derecha, desde los
pies hasta el rostro, pasando por el vientre y el ombligo, que se convierten en
el centro visual del cuadro gracias
a que Goya ha pintado, por primera vez en la historia de la pintura, el vello púbico de la mujer. El rostro de la joven presenta unas
mejillas sonrosadas y una media sonrisa que, junto con su descarada mirada,
producen un efecto de provocación en quien la observa. La posición de la cabeza
parece algo forzada en relación al cuerpo, como si el cuello no presentara una
posición natural, relajada, como sí sucede con el resto de su cuerpo. La expresión resultante es la de una
mujer pícara, casi audaz, que sonríe y mira satisfecha y orgullosa, sin pudor, al mostrar sus encantos
femeninos.
Desde el punto de vista formal,
en la obra destaca la precisión del dibujo
con el que Goya modela la figura femenina y el predominio de una gama cromática fría, en la que destacan
los tonos verdes, en contraste con los blancos nacarados y los rosas, que dan mayor calidez;
ambos son rasgos propios de la pintura neoclásica. El resultado es un desnudo
pulido y bien torneado, que recuerda a Tiziano o a Velázquez. La pincelada es muy empastada, aunque no
es tan larga como es habitual en el estilo del artista, salvo en los volantes
de los almohadones y las sábanas, en la que ésta es mucho más suelta y abocetada. La figura, situada en
primer plano, está realizada de forma minuciosa, con una gran perfección académica. Las carnaduras y
los sombreados han sido tratados con mimo, para destacar las formas voluptuosas
de la mujer. El foco de luz,
procedente del exterior, incide sobre el cuerpo de la mujer y contribuye a
hacer vibrar y brillar la piel del pecho y del vientre, subrayando el erotismo
de la pose y el gesto femenino,
contrastando con la atmósfera tenebrista,
neutra, de la estancia, que hace resaltar aún más el cuerpo desnudo
perfectamente iluminado. No hay nada que pueda distraer al observador, más allá
de la maja y del diván o canapé; la mirada se concentra en el pubis de la mujer
y en la línea que forma con su ombligo, espacio de una gran sensualidad gracias a la suave luz que modela los
dintornos de la figura.
Por su perfección y
academicismo, este desnudo es lo menos "goyesco" de toda la producción del pintor, el más
dieciochesco, anterior al gran cambio que se produce en su estilo a finales de
siglo.
COMENTARIO ICONOGRÁFICO E ICONOLÓGICO
Aunque el punto de partida de
Goya sea el de la tipología tradicional
de Venus recostada sobre un lecho,
fijada en el Renacimiento por los pintores de la escuela veneciana (Giorgione,
Tiziano, etc.), el pintor zaragozano va mucho más allá. La figura representada
no se corresponde con ninguna imagen divina o mitológica que, como en
épocas pasadas, pudiera justificar el desnudo (como se cita en uno de los
textos de referencia de la prueba), sino con la de una mujer real, de carne y hueso. El pintor ha prescindido de
cualquier aditamento mitológico, como Cupido, tradicional acompañante de la
diosa (Venus del espejo, de
Velázquez); sitúa a la mujer provocativamente sobre un canapé o diván moderno y
no sobre un lecho clásico, mirando al espectador y sonriendo con desparpajo, lo
que la aleja del tradicional recato de otras épocas. Tampoco se sirve de la justificación moralizante que
caracteriza la pintura neoclásica en su tratamiento del desnudo femenino (J.L.
David, por ejemplo, en el rapto de las
sabinas). Es, además, el primer desnudo
femenino del que se tenga noticia que muestra el vello púbico, lo que la convierte en una imagen moderna y perturbadora. En esta obra Goya rompe con la
tradición iniciada en el Renacimiento, aunque parta de las referencias
históricas: Velázquez, Tiziano, Rubens, etc. nos ofrece una mirada moderna
sobre una mujer de su tiempo, sin idealización alguna, llena de sensualidad y
erotismo; Goya pinta, en fin, el deseo, para solaz de quien le encargó la
pintura, pues no hay que olvidar que era un encargo privado, y peligroso, aunque hoy cuelgue
en las paredes del Prado.
La influencia
de esta obra es enorme en los pintores posteriores; Eduard Manet, preculsor del Impresionismo, pintará su Olimpia, teniendo como referencia la maja de Goya, como se aprecia
en el descaro con el que la mujer observa al espectador.
Para esta pregunta podemos utilizar la información contenida en este blog en las siguientes entradas:
http://tom-historiadelarte.blogspot.com.es/2010/05/todo-goya.html
http://goya.unizar.es/
Se trata, en todo caso, de ofrecer una visión general de la trayectoria artística de Goya desde sus orígenes en Zaragoza y su inicial formación hasta su etapa final en el exilio de Burdeos; se han de abordar y explicar los diferentes géneros que trató (cartones para tapices, pintura religiosa, retrato privado, retrato cortesano, pintura patriótica-histórica, pinturas negras, grabados, etc.), así como la evolución estilística que se aprecia a lo largo de su vida (las etapas), tan entrelazada con los acontecimientos que vivió España y él mismo. Es importante ir ilustrando nuestra explicación con ejemplos de obras que sirvan para argumentar los rasgos estilísticos o los géneros abordados. La explicación deberá concluir, siempre, con una valoración histórica del significado de la obra del pintor y su influencia posterior en el campo del arte, destacando las corrientes pictóricas o artísticas que, de un modo u otro, fueron anticipadas por él o se inspiraron en su obra (romanticismo, impresionismo, expresionismo surrealismo, etc.).
Como es habitual en esta última pregunta, tenemos que explicar el contexto en el que se desarrolla la obra artística de Goya. El enunciado de la pregunta es muy claro al respecto, por lo que se ha de ofrecer una explicación coherente de la España de finales del s. XVIII, inmersa en lo que se conoce como "la crisis del antiguo régimen" y marcada por la guerra contra los franceses y la posterior restauración absolutista, con la que se inaugura el convulso s. XIX español. El talante liberal de Goya, al que se hace referencia en uno de los textos, será uno de los elementos claves de nuestra explicación, dado el carácter crítico que muchas de sus obras poseen respeto de los personajes de su época y de los acontecimientos históricos que le tocó vivir.
En el siguiente mapa visual se sintetiza y relaciona la evolución estilística de Goya y del arte de su época con los acontecimientos históricos que marcaron el cambio de siglo:
EL CONTEXTO HISTÓRICO Y CULTURAL: líneas generales que habrán de ser desarrolladas en la explicación.
La vida de Goya abarca desde el reinado de
Carlos III hasta el de Fernando VII. Se
sitúa entre dos épocas históricas: el Antiguo
Régimen y el Régimen Liberal.
Desde el Despotismo Ilustrado del rey-alcalde Carlos III, al absolutismo del rey Fernando VII, el deseado.
La restauración en el
trono del rey Fernando VII, amén del
trienio liberal, su adhesión a las tesis liberales y el exilio final en Burdeos con el que corona su trayectoria vital, jalonan su
intensa vida.
La vida de Goya es el reflejo de la historia convulsa de España desde el antiguo régimen hasta el tránsito hacia el estado liberal. Goya será testigo de estos cambios que marcarán profundamente su vida personal y artística.
Goya como persona destaca por su talante liberal y patriota,
su amor
al pueblo y un cierto
desprecio crítico hacia la aristocracia y la Corona. La crítica social supone para él una
reflexión y punto de partida para construir una sociedad mejor, más justa y
racional.
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