Hoy es posible que os sintáis como ese anónimo viajero que, de espaldas a nosotros, contempla el mar de nubes que se extiende ante sus pies. Hace nueve meses que iniciamos este viaje ¿lo recordáis? Primeras preguntas y primeras impresiones, primer asombro ante la poderosa elocuencia de unos sencillos interrogantes: ¿Qué es el arte? ¿Qué es arte? ¿Por qué una Historia del arte? Han sido meses de trabajo y duro esfuerzo, de reflexión y comprensión, de diálogo ininterrumpido con las obras de arte y los artistas, con el tiempo en que vivieron y crearon. Ahora, como el viajero de Friedrich, erguidos ante el vasto horizonte que os aguarda, la vida se extiende ante vosotros, llena de amenazantes nubes y luces inquietantes que iluminan, a lo lejos, proyectos y sueños tanto tiempo acariciados.
Empieza un tiempo nuevo para vosotros, un tiempo repleto de proyectos y esperanzas. Habéis llegado a una cima desde la cual podéis sentiros satisfechos, pero recordad que, como el viajero, tan sólo habéis cubierto una etapa. Espero haber sido un fiel compañero en este tramo del viaje, haberos aportado acaso algo de conocimiento y juicio y, sobre todo, no haber destruido vuestra sensibilidad y capacidad de asombro, vuestro gusto por el arte y sus significados. Espero haber sabido trasmitir el placer que produce el goce estético cuando se tienen los conocimientos, la sensibilidad y las herramientas adecuadas.
Yo seguiré aquí, esperando a otros viajeros; vosotros partiréis, como los héroes griegos, cargados de esperanza a la búsqueda del vellocino de oro; pero recordad que todo, o casi todo, ya lo hicieron los antiguos egipcios.