Rafael de Urbino, el prodigio de la perfección. Miguel Ángel fue el artista total; Leonardo, el genio para quien las fronteras entre arte y ciencia eran fluidas y permeables. Rafael, también llamado "El Divino", encarna la síntesis perfecta de los dos genios más famosos del Renacimiento. Su corta vida no le impidió, sin embargo, ser autor de una fecunda obra pictórica (también fue un arquitecto de talento). Pintor de la belleza, supo representar como nadie a la mujer de su época. Leonardo y Miguel Ángel despreciaban la belleza femenina, acorde con su sublime visión del "hombre" (en sentido no universal) como creación divina y encarnación de la misma divinidad; Rafael, tan enamorado de las mujeres como de la belleza de raíz platónica, supo trascender tales limitaciones. Pero no sólo pintó bellas madonnas, también fue un profundo retratista. Sus grandes frescos para las estancias papales en el Vaticano son, sin duda, no sólo de lo mejor de su obra, sino un gran tributo al genio florentino. Rafael supo absorber lo mejor de todos ellos y convertirse, así, en la encarnación de ese momento de gloria que fueron los veinte años del Cinquecento, antes de que el saco de Roma (1527) hiciese temblar la confianza deslumbrante que en el Hombre, con mayúsculas, habían puesto los grandes maestros y filósofos del s. XV florentino.
Que disfrutéis de este hermoso documental que explora la vida y obra del genio de Urbino.
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