11/28/2011

EL ARTE ROMÁNICO

CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS
que determinan el desarrollo y consolidación de estilo románico:

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¿Qué entendemos por estilo o arte Románico?· Denominación. Lenguas romances o románicas (s. XVIII), continuación y renovación de las soluciones arquitectónicas romanas, todo lo que fuera anterior al Gótico, etc.
· Cronología: siglos XI (formación) - XII (Plenitud) y XIII (coexistencia con el primer gótico).
· Ámbito geográfico: primer estilo internacional (la cristiandad occidental) de Europa occidental.


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Circunstancias históricas coincidentes que posibilitan y explican su desarrollo:· El final de las invasiones normandas (vikingos) y la estabilización del Imperio árabe en occidente (desintegración del Califato de Córdoba y aparición de las Taifas, expansión cristiana hacia el sur de la península Ibérica), hará posible el restablecimiento de la paz en el mundo cristiano occidental, necesaria para una cierta revitalización económica. La roturación de nuevas tierras, el crecimiento demográfico y la superación de los “Terrores del año Mil” (la llegada del fin del mundo), van a facilitar esta nueva eclosión constructora y artística a partir del siglo XI.

· El desarrollo del sistema feudal: el mecenazgo artístico de la Iglesia y de la Nobleza. Si la tierra es la principal fuente de riqueza, sus poseedores son el verdadero poder económico y político de la época. Por eso el románico es un arte rural.

· La expansión de las órdenes religiosas, como la Orden Benedictina (Ora et Labora, Abadía de Cluny): expresión del poder económico de los monasterios y cauce para la difusión de las nuevas soluciones arquitectónicas y plásticas. La Iglesia católica monopolizará la mayor parte de la cultura. Es fácil deducir que la fe estaba por encima de cualquier pensamiento racional y que los centros culturales estaban vinculados a ella. Éstos eran fundamentalmente los monasterios, ya que las primeras universidades no aparecerán hasta el siglo XII.

· El auge de los caminos de peregrinación y de las peregrinaciones: relacionados con el culto a las reliquias y la difusión del nuevo estilo y la cultura románica. Peregrinaciones a Tierra Santa, pasando por Italia (Roma); la de Santiago de Compostela, para rendir culto a las reliquias. Esta fe en las reliquias de los santos ayudaba a la gente a liberarse, a veces, de su triste existencia y a ganarse un puesto en el más allá , previo pago del precio establecido. En estos caminos se situaban multitud de iglesias y monasterios que conservaban como un preciado tesoro restos de los cuerpos de los santos que satisfacían el “hambre de reliquias” padecida por las personas de aquellos tiempos. Los ensayos y formas de una región pasan pronto a otra a través de las cuadrillas de canteros volantes, lo que explicará la unidad estilística a pesar de las notables diferencias regionales.

· Las cruzadas, que permiten entrar en contacto con las culturas del Mediterráneo oriental (arte bizantino, islámico, etc.). Impulsadas por la Iglesia, pero medio para ampliar el poder de los reinos cristianos sobre oriente.

· La reforma Gregoriana que impuso un mismo criterio litúrgico en toda la Cristiandad occidental. Desde el año 1054, en que se produce el cisma de la Iglesia, la Cristiandad se fractura. Occidente y su capital, Roma, se convierten en el núcleo político y espiritual del papado y de la Iglesia Católica. Constantinopla y el Imperio Bizantino serán el ámbito de la Iglesia Ortodoxa.

El Románico brotó en Europa occidental aproximadamente por el mismo tiempo; consta de gran variedad de estilos regionales, distintos pero todos emparentados de múltiples maneras, y sin una fuente central. Incluye elementos de los estilos cortesanos que lo habían precedido (prerrománicos), del clasicismo tardío, del Paleocristiano y del arte bizantino, así como influencias islámicas y del legado celta-germánico.

En conclusión:
Lo que amalgamó todos estos componentes dispares en un estilo coherente durante la segunda mitad del siglo XI no fue una fuerza única, sino una diversidad de factores que contribuyeron a provocar un nuevo brote de vitalidad de todo occidente. Al fin, el cristianismo había triunfado en todos los territorios de Europa occidental. Los vikingos se habían convertido al catolicismo, después de haber aterrorizado a los habitantes de las Islas Británicas y el continente durante los siglos IX y X. En 1031, el califato de Córdoba se había desintegrado, para dar paso a numerosos pequeños reinos musulmanes y despejar el camino para la expansión de los reinos cristianos peninsulares hacia el sur; y los magiares se habían establecido en Hungría. Europa se hallaba, después de muchos siglos, en paz.
Notábase un creciente entusiasmo religioso que se reflejaba en el movimiento de peregrinos, más creciente cada día, hacia los Santos Lugares, y que, desde 1095, culminó en las Cruzadas, para liberar Tierra Santa del dominio musulmán. No menos importante fue la reapertura de las rutas comerciales del Mediterráneo por las naves venecianas, genovesas y pisanas; el resurgimiento del comercio y la industria, y el incremento consiguiente de la vida urbana en algunas regiones de Europa. Durante el caos de los comienzos de la Edad Media, las ciudades del Imperio Romano de occidente habían menguado considerablemente (la población de Roma, que era de un millón en el año 300, llegó a descender hasta los 50.000 habitantes); algunas ciudades habían sido abandonadas completamente. Desde el siglo XI comenzaron a recuperar su antigua importancia, mientras por doquier se fundaban otras nuevas, y una burguesía de artesanos y comerciantes formaba una nueva clase entre el campesinado y la nobleza feudal, una clase media, la burguesía, que constituyó un factor decisivo en el desarrollo de la sociedad del Medievo.
Así pues, en múltiples aspectos, la Europa occidental, entre 1050 y 1200, pasó a ser mucho más semejante a la romana de lo que había sido desde el siglo VI al recuperar algunos e los modelos del comercio internacional, la vida urbana (aunque reducida) y la potencia militar de las antiguas épocas imperiales. Faltaba la autoridad política central, pero la soberanía espiritual del Papa vino a reemplazarla, hasta cierto punto, como fuerza unificadora.
En esta época se construyeron castillos, monasterios e iglesias. Edificios todos ellos con una fuerte carga simbólica, acentuada por el mundo estático y trascendente que representaban sus pinturas y relieves, sobre todo en los religiosos. Las ideas de premio, castigo o sacrificio también estaban presentes en este mundo ruralizado, donde el poder se ejercía no sólo a través de la fuerza, sino también del adoctrinamiento de las gentes.
En este contexto hay que entender la estética y la ética del románico, que adquiere una función didáctico-cristiana de glorificación o temor a Dios. Un arte que habla de las verdades eternas de la fe y de la esperanza en el más allá, puesto que en el más acá la vida era muy dura para la mayor parte de la población.

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