Cuando hablamos de arte egipcio, debemos alejarnos del concepto propiamente dicho. El egipcio no entendía el arte como nosotros en la actualidad. Los objetos no se creaban con una intencionalidad artística. Para todos nosotros el arte incluye reglas que permiten hacer las cosas bien, pero sobre todo es belleza, porque lo que confiere a un objeto su valor artístico es el hecho de estar bien hecho o ser una creación original, más que el sentido práctico para el que se ha creado. Ahora bien, el artesano egipcio, y decimos artesano porque no existía diferencia entre el creador de vasijas y el pintor de sarcófagos en cuanto a término artístico, hace las cosas en su sentido práctico. Muy pocas obras fueron producto del "arte por el arte". Un obelisco se crea porque representa el camino hacia el cielo, una pirámide o una mastaba es, ante todo, el lugar de residencia de los difuntos y los relieves de las tumbas tienen un sentido mágico y religioso. Obviamente tampoco podemos excluir el sentido de belleza de las manifestaciones egipcias, pues en ese caso ni los templos ni la orfebrería, por ejemplo, entrarían en el concepto, pero lo que se exigía era que un objeto realizase la función primaria para la que fue concebido y, posteriormente, que la ejecución resultase lo más perfecta y bella posible.
El artista era normalmente un funcionario al servicio del estado o de los templos. El oficio era aprendido en escuelas que enseñaban los cánones establecidos y normalmente pasaba de padres a hijos, en un flujo continuo de maestro a discípulo que asegurada la tradición y los necesarios conocimientos técnicos. Aunque el artista era anónimo (pues no firmaba sus obras y muy pocos nombres han llegado hasta nosotros) no lo era para sus contemporáneos y algunos estaban altamente reconocidos, como lo prueba la decoración de algunas tumbas de artistas. Pero el artista no tiene independencia en su creación, todo lo que creaba debía estar de acuerdo a unos cánones preestablecidos; es, por tanto, un artista al que no se le pide originalidad, sino oficio. Como ya observó Platón el arte es egipcio es repetitivo, se emplean los mismos colores en la pintura, los mismos esquemas de representación durante siglos. Pero esto no se debe tanto a la falta de imaginación o creatividad de los artistas, cuanto a la necesidad de mantenerse fieles a una tradición estética muy vinculada con el mundo de las creencias religiosas y funerarias, que no evolucionó a lo largo de milenios ¿Por qué iba a hacerlo el arte, si su función práctica era asegurar la supervivencia del difunto en el Más Allá?
En el arte egipcio lo más importante no era la belleza sino la perfección, y esta perfección había sido ya fijada 2.500 años antes de Cristo.
En el siguiente enlace podéis profundizar en el conocimiento del arte y la civilización egipcias:
http://www.egiptomania.com/arte
Discrepo de que el sentido de belleza sea privativo del arte griego. Más aún discrepo de que
ResponderEliminarel arte egipcio antiguo era esclavo
del canon sacerdotal. En todo caso
me remitó a la universalidad de los canones y a la condición
del sentido de lo bello, como una
de las motivaciones de todo arte humano.Abre tu mente.
Buenas tardes, Tomás.
ResponderEliminar¿Es esto el contexto egipcio?
Hola Ignacio, de nuevo!
ResponderEliminarEsta entrada es parte del contexto, aunque en ella se reflexiona sobre la condición social del artista/artesano en el antiguo Egipto. Para trazar las líneas básicas del contexto, deberás explicar los siguientes aspectos:
- el poder olítico: el faraón y su función político-religiosa.
- La religión egipcia: politeismo y cultos funerarios. La creencia en la vida de ultratumba.
- El valle del Nilo y los condicionantes naturales.
Podrás encontrar la información necesaria en la presentación correspondiente al arte egipcio en slideshare.
Un saludo