Políptico de San Bavón de Gante. Hubert y Jan Van Eyck. 1432. Óleo sobre tabla.
LA CONQUISTA DE LA REALIDAD:
LOS PRIMITIVOS FLAMENCOS (S. XV)
A pesar de los avances que la pintura italiana del Trecento aporta en la evolución de la
pintura, el trabajo de los pintores flamencos del s. XV supondrá el definitivo avance hacia los valores que
representa el Renacimiento. Las novedades técnicas y los valores formales
que estos autores introducen supondrán una auténtica revolución.
EL CONTEXTO HISTÓRICO
La prosperidad
económica de la región de Flandes
(de sus ciudades en realidad: Brujas,
Gante, Yprés, atc.) está ligada a la industria
y al comercio de paños y, por tanto, generó un extraordinario desarrollo urbano, con el consiguiente auge de la burguesía. Este auge de la
sociedad y de los valores burgueses
son un factor importante en el desarrollo de una nueva mentalidad y sensibilidad artística, que no renuncia, por lo
demás, a la devoción religiosa. La cohesión interna de esta sociedad es muy
fuerte, y se proyecta en una vida pacífica y ordenada.
Esta sociedad
está dominada por los estamentos civiles: mercaderes, fabricantes,
banqueros, etc. El arte estará,
pues, al servicio de este público
burgués enriquecido y sensible, que vendrá a sumarse a la Iglesia como
cliente y mecenas de artistas. Esta clientela estaba deseosa de ver reflejado
su mundo y su propio rostro en las pinturas que encargaba. El desarrollo urbano
ha hecho posible la creación de las universidades
que, junto con la invención de la imprenta,
se convierten en un gran foco difusor y creador de cultura.
En esta sociedad burguesa lo práctico se valora cada vez más, incluso la religión adquiere un
sentido pragmático. Por eso estamos en un período
realista. A partir de 1420, la idea de que el espíritu divino se encarna en
cada una de las pequeñas cosas (Tomás Kempis: Imitación de Cristo), hace que la representación de éstas adquiera
una gran importancia, por lo que la realidad
sensible y tangible adquiere un gran valor. Los objetos dejan de ser
elementos secundarios para convertirse en protagonistas.
La temática ya no es exclusivamente religiosa; el
retrato, los cuadros de grupo, el ambiente costumbrista, coexisten con ella.
APROXIMACIÓN AL ESTILO
Las pinturas del gótico se acercaban a la vida
real por su acumulación de detalles y anécdotas, pero no eran convincentes
desde el punto de vista espacial porque les faltaba volumen y, desde luego, no
reflejaban la realidad óptica. No lo perseguían, es cierto, pero sí lo
buscaban, en cambio, otros artistas contemporáneos suyos, y en esta lucha por conseguir formas verosímiles es donde destacan
los pintores flamencos del siglo XV.
El deseo de la nueva clientela burguesa de ver
representado el mundo en que ellos vivían en las obras que encargaban,
obligó a los artistas a responder a esta
demanda, creando un lenguaje
artístico capaz de representar la realidad con tanta fidelidad como si sus
cuadros fueran auténticos espejos. Pero este lenguaje fue distinto al de
los artistas italianos del Renacimiento italiano de la misma época, ya que
éstos intentaron representar la realidad de una manera científica, gracias a un
sistema de perspectiva de base geométrica, y no de una manera empírica.
Cuando observamos las
obras de Jan Van Eyck, descubrimos que sus figuras tienen volumen, gracias al juego de luces y sombras utilizado por
él; y que, con una paciencia infinita, ha pintado cada detalle de la naturaleza
con una minuciosidad mayor que la
que tenían las miniaturas de la época. Tanta meticulosidad fue posible porque
Van Eyck había perfeccionado la técnica
del óleo (que utiliza el aceite como aglutinante de los pigmentos) hasta
conseguir un tipo de pintura capaz de sustituir a la pintura del temple (con
aglutinante a base de huevo), que era lo que hasta ese momento se utilizaba de
manera casi exclusiva. El óleo, tal y como él lo usó, presentaba tres ventajas: no secaba tan rápido y
permitía trabajar con más lentitud, el color se podía aplicar sobre otras capas
de color y permitía lograr efectos sorprendentes dejando transparentar las
capas de color que había debajo (veladuras). Los efectos que permitía
asombraron a sus contemporáneos, que adoptaron esta técnica con rapidez.
El óleo influye en la mayor vivacidad y enriquecimiento de la gama cromática, pues los colores adquieren mayor brillantez; mediante la superposición de dos o más colores (veladura) se obtiene por transparencia
una mayor variabilidad de los tonos y la consecución de colores
compuestos. Esta técnica permite
tratar los temas con extraordinaria
minuciosidad, atendiendo al detalle hasta extremos inverosímiles.
En las obras flamencas se evidencia el interés por todo, pues con la misma
precisión y cuidado se pinta un rasgo humano que el correspondiente a un
animal, planta u objeto. El paisaje
adquiere una gran importancia en esta época.
De esta manera, el pintor flamenco refleja fielmente el ambiente que le rodea,
pero dota a este realismo de un cierto
carácter simbólico, a lo que contribuye la significación alegórica de los colores
utilizados y de los diversos objetos
secundarios representados.
Los fondos
dorados y neutros del gótico desaparecen, sustituidos por paisajes naturalistas, con cada elemento reflejado con fidelidad y
detalladamente.
La luz ya
no es caprichosa. Cada objeto tiene ahora su propia y definida sombra; cada
habitación su encuadre lumínico; cada paisaje, su tonalidad segura; cada
elemento, su calidad exacta.
Son obras de
pequeño formato, utilizando la tabla
como soporte, ya que eran concebidas para ser colocadas en el interior de las residencias burguesas y
aristocráticas. Estos interiores domésticos facilitan que la obra refleje una piedad intimista y burguesa.
Con frecuencia estas tablas constan de 3 hojas o tablas (Tríptico), las dos laterales con bisagras que se cierran sobre la
central. La cara exterior se pinta con tonos grises (grisallas) que imitan los
efectos escultóricos.
En síntesis,
se trata de un estilo detallista y minucioso; naturalista y apegado a la
realidad, aunque sin renunciar a la expresión simbólica y religiosa. El paisaje
se convierte en un elemento clave de la composición, así como los objetos de la
vida cotidiana. No obstante, a pesar de que el manejo de la luz y del color
anticipan los valores de la pintura renacentista, el estatismo de sus formas,
la escasa relación entre las figuras, casi siempre frontales, el detallismo y
el predominio de las partes sobre el conjunto, lo sitúan en la última etapa de la pintura gótica.
PRINCIPALES MAESTROS
El primero de los pintores en llevar a efecto
plástico estas innovaciones es ROBERTO
CAMPIN (Maestro de Flemalle), que junto con los HERMANOS HUBERT Y JAN VAN EYCK, pueden considerarse los fundadores
de la escuela en el primer tercio del
siglo XV.
Renunciando al fondo dorado, y empleando la técnica y
el óleo como material pictórico, crean
la MODALIDAD DE PINTURA DE CABALLETE EN SU CONCEPTO MODERNO, concebida para
ser vista de cerca. Su factura es minuciosa y detallista, carácter al que
contribuye el intenso desarrollo adquirido por la miniatura de códices en la
corte de los duques de Borgoña, a quienes pertenecen estos estados en el siglo
XV.
Al servicio de esta técnica minuciosa ponen un fino SENTIDO DE LA OBSERVACIÓN y una innata TENDENCIA NATURALISTA, por lo que
alcanzan una perfección difícilmente superable en la interpretación de las
calidades de las telas, piezas de orfebrería, metales, vidrios, pieles, etc. y
en GÉNEROS COMO EL RETRATO Y EL PAISAJE.
De entre los pintores que trabajan n el segundo tercio del siglo XV y
contribuyen a concretar los rasgos de la Escuela Flamenca, destaca ROGER VAN DER WEYDEN. A finales de
siglo y principios del XVI destacan
pintores que evolucionan acentuando algún rasgo característico (el paisaje, por
ejemplo); en cierto modo, repiten formas y composiciones ya creadas, como GERARD DAVID, HANS MEMLING, aunque
otros se evaden de ellas con un explícito deseo de originalidad, como EL BOSCO. Durante el siglo XVI, y ya en
pleno Renacimiento, se mantiene la tradición, destacando: PATINIR Y BRUEGHEL.
Como obras fundamentales destacaremos:
- Virgen del
canciller Rollin (J.V.Eyck)
- El retrato
del matrimonio Arnolfini. (J.V. Eyck)
- El
polítptico de San Bavón de Gante. (Hermanos V. Eyck)
- El
descendimiento (R.V. der Weyden)
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