Capilla Escrovegni de Padua. Giotto, 1303-1306. Pintura mural
EL ARTE GÓTICO
LAS ARTES
PLÁSTICAS
LA TRANSICIÓN
AL RENACIMIENTO
Ya hemos visto cómo la
plástica de la Baja Edad Media, sobre todo a partir del s. XIII, presenta
algunas novedades que la distancian claramente de la pintura románica. Los
artistas representaron muchos más temas que sus predecesores, utilizaron un
mayor número de soportes y, a veces, encontraron en la actitud más abierta de
sus clientes una mayor libertad para desempeñar su trabajo. Esta mayor libertad
se tradujo, en algunos casos y lugares, en una creciente humanización de las
figuras, un mayor naturalismo y la oportunidad de contar historias, acentuando
el sentido narrativo de la creación artística.
LOS PRIMITIVOS ITALIANOS
LA ESCUELA FLORENTINA
Pero en Italia, y por las mismas fechas en que el gótico
lineal alcanzaba su cenit (un estilo de pintura cuyo origen se
encuentra relacionado con la vidriera y la miniatura, y en el que, como en
ellas, predominan las líneas que marcan muy bien los contornos de unas figuras
y objetos que apenas tienen volumen: una sensación a la que contribuyen de
manera decisiva sus colores planos, aunque ricos y brillantes, y la falta de
profundidad espacial) la pintura
estaba evolucionando en una dirección
distinta, de la que el RETABLO DE
SAN FRANCISCO (h. 1235) de BONAVENTURA
BERLINGHIERI constituye un buen ejemplo En él, la figura del santo
aparece rodeada por varias escenas de su vida, pintadas con un claro sentido narrativo. San Francisco se recorta
sobre un fondo liso dorado que anula cualquier tipo de sensación espacial y
presta a la figura un carácter transcendente. Esto no es algo nuevo, pero sí lo
es la nueva forma que tiene el pintor de mirar
al mundo que le rodea. Para San Francisco, todos los seres de la creación, incluso los más humildes, son
dignos de consideración porque en todos ellos se manifiesta Dios, y su actitud hizo que, rápidamente, la naturaleza se empezara a ver de otra
manera. Las consecuencias de
esta nueva manera de concebir el mundo tuvieron gran importancia en el terreno
de las artes, pues los artistas encontraron en ella la disculpa para volver sus ojos hacia el mundo circundante
e interesarse de nuevo por su representación exacta y fiel. Y esto es algo
que se ve particularmente bien en la escena que representa a San Francisco
predicando a los pájaros, que les escuchan atentamente.
La aparición de San
Francisco, un santo muy cercano a la gente y que, por ello, se convertiría
en tema frecuente para los artistas, y las historias relacionadas con él, son
una de las grandes novedades
iconográficas de la pintura italiana, que encontrará su culminación en el
siglo siguiente en el conjunto de frescos que decoran la basílica de Asís La
otra gran novedad iconográfica la encontramos en las representaciones de Cristo crucificado, que deja de ser la imagen
de un hombre vivo, vestido y que no experimenta ninguna sensación de dolor, a
la imagen mucho más humana de un Cristo
sufriente, prácticamente desnudo, que arquea su cuerpo y cierra los ojos
aceptando su muerte. Las Cruzadas, que permitieron a los cristianos ver con sus
propios ojos el escenario real de la Pasión de Cristo, fueron uno de los
elementos que propiciaron este cambio de actitud a la hora de concebir la
figura de Cristo.
Uno de los mejores ejemplos de esta nueva sensibilidad
lo encontramos en EL CRUCIFICADO de Cimabue (activo entre 1272 y 1302),
cuyo cuerpo que se despega de la cruz, parece tener ya un auténtico volumen
gracias al cuidado con el que lo ha modelado el pintor mediante una cuidadosa
representación del juego de luces y sombras. Partiendo de la tradición
bizantina, Cimabue inauguró un camino hacia la conquista de las tres
dimensiones o, lo que es lo mismo, de la realidad, que su discípulo, Giotto,
llevó hasta el límite.
EL TRECENTO ITALIANO: GIOTTO.
Giotto
(1266-1337) fue un artista florentino que, como dijeron en su momento, “tradujo
el arte de pintar del griego ( a la manera bizantina) al latín (a la manera
clásica), convirtiéndolo a lo moderno” dando a entender con ello que con él se iniciaba la renovación de la
pintura, y el abandono de los convencionalismos de la pintura gótica. S religiosidad
franciscana le hace sentir un enorme interés por el ser humano y el mundo
natural que lo rodea; esto se traducirá en una clara humanización de sus
figuras y un claro naturalismo en la representación de sus composiciones.
Sin embargo, su obra parte de las experiencias del siglo
XIII. Giotto colaboró con Cimabue, de quien fue discípulo, en los frescos de la iglesia superior de Asís. Un
poco más tarde le encargaron a él decorar al fresco la basílica inferior con
veintiocho escenas de la vida de San Francisco, inspiradas en la Historia
franciscana de San Buenaventura.
En estos frescos
hallamos escenas, como la Aprobación de la regla, que se desarrollan en un
interior concebido ya como una
caja espacial, y éste es un hecho de gran trascendencia en la pintura, pues por
primera vez desde la antigüedad se presenta un tipo de perspectiva dentro de un
espacio que resulta verosímil: las cortinas, las ménsulas y las arquerías de la
zona superior han sido pintadas de acuerdo con una nueva perspectiva que crea
la ilusión de la tercera dimensión, la profundidad.
Partiendo de la
maniera
greca, Giotto dio un gran paso
en la conquista de la realidad; y, aunque este espacio aun tiene mucho de
escenográfico, porque para Giotto el ambiente es un elemento integrador de la
acción y no un motivo en sí mismo, anuncia ya la perfección matemática de la
perspectiva renacentista.
Giotto destacó también por su gran dominio del dibujo, por la valoración de la luz, por la forma de matizar los colores y por el aspecto
rotundo y monumental de sus figuras, que influyeron en algunos artistas del
Renacimiento. Unas figuras que son capaces de transmitir una gran expresividad, que encuentra uno de
sus ejemplos culminantes en “El llanto
sobre el cuerpo de Cristo muerto”, una de las 38 escenas evangélicas que
pintó en la capilla Scrovegni de Padua.
El tremendo dramatismo que emana de
este fresco se debe tanto a los gestos de dolor de sus protagonistas como a la
propia composición en sí, que refleja la influencia de los relieves de los
sarcófagos antiguos.
En síntesis, el estilo de Giotto presenta las siguientes
características:
·
Utiliza la técnica
del fresco para decorar los muros de las iglesias que le encargan
(Florencia, Roma, Asís, etc.)
·
Su pintura prescinde de los elementos meramente
descriptivos o narrativos y se preocupa de lo esencial en cada escena. Por ello el trazo de su dibujo es robusto y el volumen de sus figuras de gran solidez y
monumentalidad.
·
Sus
composiciones son claras y están bien estructuradas.
·
En muchas escenas se aprecia una gran carga dramática y expresiva. Esto
lo consigue a través de algunos recursos
formales: ojos chinescos, rasgados, de mirada penetrante, concentrada y
profunda; de la perfecta interrelación psicológica entre los personajes,
conseguida a través de las miradas,
y de sus labios entreabiertos de rictus patético.
·
Su pintura es puro modelado, cuyos gruesos volúmenes con su correspondiente
sensación de masa, le otorgan a la obra una gran fuerza expresiva. Esta concepción volumétrica es consecuencia
de la utilización precisa que hace de la
luz, que modela las figuras, convirtiendo en un elemento compositivo esencial. Todo lo cual permite definir a su pintura como solemne y monumental.
·
A pesar de los resabios medievales que aún se
hallan en su obra, su pintura presenta un naturalismo
lleno de expresividad y vigor, en la que el ser humano adquiere ya un carácter protagonista.
·
Utiliza sistemáticamente los recursos necesarios para crear la sensación de profundidad espacial sobre un espacio plano, gracias
a la introducción del sombreado y de
marcos reales, ya sean paisajes rurales sobrios y monumentales) o urbanos muy
esquemáticos.
·
En
definitiva, frente a su pintura nos parece estar ante un hecho real como si
éste sucediese en un escenario. Hay aire y espacio entre las figuras, que se
mueven con holgura, rompiendo la frontalidad medieval.
OBRA
·
Serie de
pinturas al fresco de la Iglesia de la Arena de Padua (1303).
·
Decoración
de la capilla Bardi, en la Iglesia de Santa Croce de Florencia.
·
Frescos
de la Basílica de Asís.
·
Frescos
de la capilla de los Scrovegni de Padua.
·
Pintura
de tabla: “Virgen con niño”. Magnificiencia clásica en las figuras. Fondos
planos y dorados a la manera gótica.
Aunque era pintor, a diferencia del resto de sus
colegas contemporáneos, Giotto fue mucho más que un artesano, fue un burgués
acomodado, amigo de Dante, que habla
de él en la Divina Comedia como uno
de los mayores artistas de todas las épocas. El hecho de que un pintor fuera
amigo del mayor poeta de su tiempo u que le protegieran los mismos mecenas que a
aquél. Es una prueba inmejorable de que, en Italia, se estaban empezando a
acortar las distancias que separaban a los artistas manuales de los
intelectuales. Podemos decir que a
partir de él se rompe con el carácter anónimo del artista; a partir de ahora la
Historia del Arte será la Historia de los grandes artistas.
La trascendencia
de Giotto es fundamental para entender la evolución del arte a partir del
Renacimiento, por cuanto introduce tres
grandes novedades que lo convierten en un revolucionario:
·
El problema
de la representación espacial, que dará origen a los estudios de la
perspectiva.
·
La representación
de las figuras humanas conforme a estudios anatómicos, tanto en su realidad
estática (volumétrica), como en la expresión dinámica de sus actitudes.
·
Los estudios
del color en relación con la luz, creando el tono cromático, fundamental
para la evolución de la pintura.
LA ESCUELA DE SIENA
Los pintores sieneses presentan un estilo de gran
lirismo, apegado a las normas bizantinas tradicionales, e influido por la pintura
gótica francesa (gótico internacional), lo que contribuye a que sus formas sean
más blandas y flexibles. Es un arte delicado, de gran elegancia. Sería una
síntesis del arte bizantino y el nuevo lenguaje creado por Giotto.
Rasgos:
·
Belleza de líneas.
·
Proliferación de figuras.
·
Diversidad temática.
·
Carácter decorativo del color.
AUTORES DESTACADOS: Duccio de Buonisegna (docuentado entre 1278 y
1318), Simone Martini ( 1284-1344), Ambrogio Lorenzetti (1285-1348).
Hola Tomás, sóc Neus, hui he tornat ha utilitzar el teu blog per a fer un comentari d'art sobre "La fugida d'Egipte" de Giotto. Quant de temps sense vore les teues "curtíssimes" presentacions!
ResponderEliminarHola Neus
ResponderEliminar¿Cultissimes o Curtíssimes? Jajajaja.
Una salutació.