Se trata de una pintura del pintor aragonés Francisco Goya y Lucientes, titulada El tres de Mayo de 1808 o Los fusilamientos de la Moncloa. Fue pintado en 1814. No se sabe muy bien para que fin fue concebido, aunque todo hace pensar que fue pensado para ser ubicado en alguna arquitectura efímera. Ingresó en el Museo del Prado a principios del siglo XIX( y que es donde actualmente se encuentra), aunque no se expuso hasta 1868, según cita algún catálogo de la época.
Sus medidas son 268 cm. por 347 cm., y su número de inventario es el 749.
Sus medidas son 268 cm. por 347 cm., y su número de inventario es el 749.
El cuadro fue pintado en 1814, seis años más tarde que los acontecimientos que relata y quizás fue pintado a propósito de una propuesta que hizo Goya al nuevo gobierno, que consistía en hacer una serie de retratos que conmemorasen episodios importantes del levantamiento español, en la época de invasión francesa.
ANÁLISIS FORMAL
La pintura está realizada sobre un lienzo utilizando la técnica del óleo.
La pintura está realizada sobre un lienzo utilizando la técnica del óleo.
La composición se divide en dos partes fundamentales; la primera, a la izquierda, la compone un grupo de civiles, unos doce, en distintas posturas; uno se tapa la cara, otros ya muertos yacen en el suelo, otro aparece rezando, otro con los brazos abiertos... La parte de la derecha la conforman un grupo de seis soldados que apuntan con sus fusiles al grupo de civiles que tienen delante. En el lado del grupo de civiles, se encuentra la montaña del Príncipe Pío. Y al fondo, se aprecia una arquitectura perteneciente a la ciudad de Madrid y la negra noche donde se desarrolla la acción, y que cubre el resto de la composición.
Goya utiliza en este cuadro una paleta principalmente oscura, donde predominan la gama de los negros, color de la muerte por excelencia, con importantes mezclas de colores relacionados con la gama del verde. La otra gran familia cromática la forman los ocres y marrones. Sin olvidar el blanco de la camisa del hombre con los brazos abiertos que supone un gran contraste con el resto de la paleta, en su mayoría oscuros. Podríamos decir de esta composición que sigue un "crescendo" cromático que va desde el blanco de la camisa del civil, hasta el negro de algunas vestimentas de los soldados.
Estilísticamente, no podemos olvidar aquí el peso de la escuela tenebrista, que sin duda debió influir en Goya. Así, figuras como Ribalta o Ribera, que tanto arraigo tuvieron en España, y que aquí aún se pueden apreciar. Mas, debido la gran variedad de estilos y tendencias que atravesó Goya a lo largo de su vida, resulta inútil el tratar de englobar en su dilatada carrera esta obra, ya que si tratamos de hacerlo, encontraremos enormes diferencias dependiendo del año en que fue pintada la obra.
Si tuvieramos que englobar esta pintura dentro de un género, la incluiríamos dentro de la pintura histórica, es decir, aquella pintura que narra un acontecimiento histórico. Goya al pintar esta obra, se enfrentó a una ardua tarea, ya que debía adaptar el tema de una matanza a un formato tradicionalmente reservado a reproducir hazañas heroicas, ( recordemos las dimensiones del cuadro, 268 cm. por 347 cm. ).
La ausencia de tradición de la pintura histórica en España y, sobre todo, de cuadros que narrasen algún episodio de la historia reciente, (excluyendo sin embargo las escenas de batalla de Felipe IV para el Salón del Buen Retiro), supuso una gran innovación en este género, aunque no la única, ya que Goya se opone radicalmente al estilo neoclásico, que algunos han llamado " estilo restauración ", y el cual Fernando VII había adoptado, quizás durante su exilio en la casa de Talleyrand, y que en consecuencia los pintores de la corte adoptarían, (José Aparicio, Julio López... ). Este hecho podría pues explicar el por qué no existen comentarios contemporáneos acerca de esta obra y el hecho de que hasta 1872, no se incluyera este cuadro en el catálogo que publicaba el museo.
APROXIMACIÓN AL SIGNIFICADO La obra pertenecía a una serie formada por cuatro pinturas más y de las cuales sólo conservamos dos: el Dos de mayo y el Tres de mayo. Esta teoría, sostenida por Mayer, cita al pintor y coleccionista de obras de Goya, Cristóbal Ferriz, que afirmaba que había otros dos cuadros más, aparte de los anteriormente mencionados, haciendo así un total de cuatro, donde se representaban el levantamiento en el Palacio Real y la defensa del parque de artillería. Encontramos un precedente en este hecho, ya que una serie de cuatro escenas, en una serie de grabados fueron realizadas por Tomás López Enguidanos en 1813. Dicha serie, recoge el levantamiento ante el Palacio Real, el enfrentamiento de los patriotas y los franceses ante la Puerta del Sol, la muerte de Daoíz y Velarde en el ataque la parque de artillería y el asesinato de los patriotas en el Retiro de Madrid.
Otra prueba que daría credito, a la idea que Los fusilamientos de la Moncloa pertenece a una serie, sería una idea de orden lógico, ya que la composición de los dos cuadros que aún se conservan de esta serie, dejan entrever la intención que fueron exhibidos como parte de un friso más amplio y de donde se deduce que el Tres de mayo sería el friso final.
Otra prueba que daría credito, a la idea que Los fusilamientos de la Moncloa pertenece a una serie, sería una idea de orden lógico, ya que la composición de los dos cuadros que aún se conservan de esta serie, dejan entrever la intención que fueron exhibidos como parte de un friso más amplio y de donde se deduce que el Tres de mayo sería el friso final.
Diversos estudiosos proponen en sus obras como fuente de inspiración de Goya para esta obra, distintos grabados de la época, como es el de La matanza de Boston, de donde Goya pudo recoger la tradición de la imagen del pelotón de fusilamiento. El grabado de Francisco Jordán titulado A las once de la noche del tres de Junio, ( 1812 ), donde un grupo de soldados entierran cadáveres de soldados españoles y que quizás se podría corresponder con la extraña luz del cuadro de Goya. Otro de Zacarías González Velázquez, El tres de Mayo de 1808 ( 1813 ), donde "Una serie de inocentes víctimas atienden la ferocidad francesa empeñados en sofocar el heroismo de los madrileños", y que atendiendo a lo que González escribió en su obra, parece casi una descripción del cuadro de Goya. Incluso hay estudiosos como Robert Hughes, que quiso establecer ciertos parecidos con el cuadro de Velázquez La rendición de Breda, a propósito de la posición de los fusiles franceses.
Nos encontramos delante de una obra de gran importancia visual. Pero vayamos por partes, y enmarquemos esta obra dentro de su momento histórico. El cardenal Luis de Borbón, regente de la época, fue el encargado de preparar la vuelta de Fernando VII y como era habitual, toda una serie de celebraciones fueron organizadas por el regente, ( Monedas, arquitecturas efímeras, procesiones... ), con la intención de reconocer al monarca. Previsto que llegara el monarca a Madrid y jurase constitución de 1812, sin embargo, las intenciones del monarca eran otras, por lo que se dirigió a Valencia con un grupo de sus partidarios, donde publicó un Real Decreto que castigaba a quien reconociese la Constitución de 1812. Un signo de la vuelta a los principios del Antiguo Régimen.
En 1808, con el Motín de Aranjuez, se había iniciado un proceso que derivó en la Guerra de Independencia. El partido fernandino repuso a Godoy , por lo que Carlos IV abdicó a favor de su hijo Fernando, quien buscó el reconocimiento en Murat y al no obtenerlo, se trasladó a Bayona para lograr el reconocimiento de Napoleón, también sin éxito, por lo que Carlos IV dejó España en manos de Bonaparte como jefe político de España. Desde ese momento y hasta 1814, España viviría una situación ininterrumpida de guerra. No fueron estos años propicios para la creación artística, aunque si se multiplicaron las estampas, en muchas ocasiones difundidas desde la clandestinidad, y las cuales recogieron los principales sucesos bélicos, iniciándose así un nuevo género: la sátira política, que sirvió como regocijo y cuyo principal protagonista fue José Bonaparte.
Por lo antes mencionado, y desde Junio de 1808, los acontecimientos fueron analizados con un valor indudablemente religioso. La circunstancia de que Carlos IV abdicara el 19 de Marzo, fue tomado como una referencia de regeneración católica contra el intruso, ateo y demoniaco José Bonaparte. Esta cruzada religiosa se fue consolidando cuando se recordaban los hechos del dos y el tres de Mayo, y los cuales Goya tuvo en cuenta, ya que divide la composición en dos partes. La primera, la de la izquierda, muestra a los héroes anónimos, según tres actitudes distintas:
A ) Personas muertas. B ) Personas atemorizadas ante la llegada inminente de la muerte. C ) El que expresa su valor mirando de frente a sus verdugos.A la derecha se dispone el pelotón de fusilamiento compuesto por rostros anónimos, y que se han venido a llamar la máquina de matar.
Evidentemente la parte izquierda es la que centra el drama. Mucho y muy variado se ha escrito acerca de este grupo, y merece ser señalada la relevancia que adquiere el hombre de la camisa blanca, aquel que no se calla, que no tiene miedo a morir por aquello que cree justo, por sus ideales. Muchos autores han establecido una personificación de este personaje con la figura de Cristo, por lo que no resulta extraño, el que en sus manos encontremos, al igual que en las manos de Cristo, los estigmas de la Pasión: es el reflejo de la muerte de otro inocente en manos de la barbarie, de la sin razón, lo que vendría también a explicar el color blanco de su camisa, ya que el blanco es el color de la inocencia. Nordström, a propósito de la postura que adopta el personaje que está a punto de ser fusilado, escribe en su libro Goya, Saturno y Melancolía, de cómo la postura de este personaje recuerda al Cristo crucificado, el mártir, víctima de su personaje antagonista: el anticristo, y que sería en este caso Napoleón, lo que enlazaría con la idea antes expuesta de que fuera este cuadro una referencia a la renovación religiosa, de la lucha entre el bien y el mal. Incluso menciona la importancia de una señora con un niño en los brazos, y que identifica con la Virgen María.
Goya pretende subrayar la barbarie de la guerra y la tiranía moderna, para lo que establece un contraste entre las pasiones humanas de las víctimas y la eficacia deshumanizadora del pelotón que dispara. Con su cielo oscuro y su lugubre paleta, cuya monotonía sólo se rompe con el blanco farol que refleja su luz en la víctima del centro, en sus pantalones amarillos y en el rojo de su sangre derramada, ofreciendo una morbosa situación de la muerte. No es tampoco casual que aparezcan representados en este cuadro los distintos estamentos de la sociedad, que no quedan a salvo de la llegada del maligno...
Esta obra no pasó sin pena ni gloria a la Historia del Arte, ya que no sólo simbolizó para muchos el coraje y la lucha del español ante las incursiones ajenas, también suspuso un importante manantial de inspiración para pintores de la talla de Manet, con su Fusilamiento del emperador de México, o El fusilamiento de Corea de Picasso (1950), donde una vez más se vuelve a evidenciar la influencia de Goya.
Nos encontramos delante de una obra de gran importancia visual. Pero vayamos por partes, y enmarquemos esta obra dentro de su momento histórico. El cardenal Luis de Borbón, regente de la época, fue el encargado de preparar la vuelta de Fernando VII y como era habitual, toda una serie de celebraciones fueron organizadas por el regente, ( Monedas, arquitecturas efímeras, procesiones... ), con la intención de reconocer al monarca. Previsto que llegara el monarca a Madrid y jurase constitución de 1812, sin embargo, las intenciones del monarca eran otras, por lo que se dirigió a Valencia con un grupo de sus partidarios, donde publicó un Real Decreto que castigaba a quien reconociese la Constitución de 1812. Un signo de la vuelta a los principios del Antiguo Régimen.
En 1808, con el Motín de Aranjuez, se había iniciado un proceso que derivó en la Guerra de Independencia. El partido fernandino repuso a Godoy , por lo que Carlos IV abdicó a favor de su hijo Fernando, quien buscó el reconocimiento en Murat y al no obtenerlo, se trasladó a Bayona para lograr el reconocimiento de Napoleón, también sin éxito, por lo que Carlos IV dejó España en manos de Bonaparte como jefe político de España. Desde ese momento y hasta 1814, España viviría una situación ininterrumpida de guerra. No fueron estos años propicios para la creación artística, aunque si se multiplicaron las estampas, en muchas ocasiones difundidas desde la clandestinidad, y las cuales recogieron los principales sucesos bélicos, iniciándose así un nuevo género: la sátira política, que sirvió como regocijo y cuyo principal protagonista fue José Bonaparte.
Por lo antes mencionado, y desde Junio de 1808, los acontecimientos fueron analizados con un valor indudablemente religioso. La circunstancia de que Carlos IV abdicara el 19 de Marzo, fue tomado como una referencia de regeneración católica contra el intruso, ateo y demoniaco José Bonaparte. Esta cruzada religiosa se fue consolidando cuando se recordaban los hechos del dos y el tres de Mayo, y los cuales Goya tuvo en cuenta, ya que divide la composición en dos partes. La primera, la de la izquierda, muestra a los héroes anónimos, según tres actitudes distintas:
A ) Personas muertas. B ) Personas atemorizadas ante la llegada inminente de la muerte. C ) El que expresa su valor mirando de frente a sus verdugos.A la derecha se dispone el pelotón de fusilamiento compuesto por rostros anónimos, y que se han venido a llamar la máquina de matar.
Evidentemente la parte izquierda es la que centra el drama. Mucho y muy variado se ha escrito acerca de este grupo, y merece ser señalada la relevancia que adquiere el hombre de la camisa blanca, aquel que no se calla, que no tiene miedo a morir por aquello que cree justo, por sus ideales. Muchos autores han establecido una personificación de este personaje con la figura de Cristo, por lo que no resulta extraño, el que en sus manos encontremos, al igual que en las manos de Cristo, los estigmas de la Pasión: es el reflejo de la muerte de otro inocente en manos de la barbarie, de la sin razón, lo que vendría también a explicar el color blanco de su camisa, ya que el blanco es el color de la inocencia. Nordström, a propósito de la postura que adopta el personaje que está a punto de ser fusilado, escribe en su libro Goya, Saturno y Melancolía, de cómo la postura de este personaje recuerda al Cristo crucificado, el mártir, víctima de su personaje antagonista: el anticristo, y que sería en este caso Napoleón, lo que enlazaría con la idea antes expuesta de que fuera este cuadro una referencia a la renovación religiosa, de la lucha entre el bien y el mal. Incluso menciona la importancia de una señora con un niño en los brazos, y que identifica con la Virgen María.
Goya pretende subrayar la barbarie de la guerra y la tiranía moderna, para lo que establece un contraste entre las pasiones humanas de las víctimas y la eficacia deshumanizadora del pelotón que dispara. Con su cielo oscuro y su lugubre paleta, cuya monotonía sólo se rompe con el blanco farol que refleja su luz en la víctima del centro, en sus pantalones amarillos y en el rojo de su sangre derramada, ofreciendo una morbosa situación de la muerte. No es tampoco casual que aparezcan representados en este cuadro los distintos estamentos de la sociedad, que no quedan a salvo de la llegada del maligno...
Esta obra no pasó sin pena ni gloria a la Historia del Arte, ya que no sólo simbolizó para muchos el coraje y la lucha del español ante las incursiones ajenas, también suspuso un importante manantial de inspiración para pintores de la talla de Manet, con su Fusilamiento del emperador de México, o El fusilamiento de Corea de Picasso (1950), donde una vez más se vuelve a evidenciar la influencia de Goya.
Este comentario ha sido realizado por: Carolina Fábregas Hernández.
UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
También podéis consultar otro análisis de la obra en este enlace:
En todo caso no olvidéis las sensaciones que os produjo la contemplación de este lienzo en el Museo del Prado. Para mí es uno de los más claros alegatos contra la guerra que se hayan hecho nunca. Su actualidad y valor simbólico no parece, por desgracia, que sea necesario ser destacada. La sensibilidad de Goya para retratar el horror de la guerra alcanza en esta obra uno de sus momentos culminantes.
Gracias! soy profesora de espagnol en Francia y sus explicaciones claras me permitiran estudiar este cuadro con los chavales!
ResponderEliminarIsasa
¡¡Hola!!
ResponderEliminarLe escribo para felicitarle por su blog, es genial, sobre todo para los estudiantes de 2º de Bachillerato de Historia del Arte. Creo que todo está explicado de una manera muy fácil de entender, amena y completa.
¡Muchas gracias por su página!
Le invito también a visitar mi página, un rinconcito para todos los amantes del arte :)
http://artefilia.blogspot.com
¡Saludos!
Esperanza
bua yo creo que mi profesora de sociales quedara contenta con el tremendo de comentario que le hice de este retrato. Gracias a quien hizo esto porque facilito la ayuda de muchos alumnos con dificultades a la hora de trabajar los comentarios de todo tipo de retratos, mi caso no lo es pero me facilito a la hora de encontrar informacion sobre este cuadro =)
ResponderEliminar..................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................
ResponderEliminarHola! Soy estudiante de Bellas Artes, este blog está genial para la asignatura de Historia del Arte de 1º y 2º de carrera. Las explicaciones son claras y fáciles de aprender.
ResponderEliminarMe ha sido de mucha ayuda.
Le invito a visitar mi blog:
http://novoa-lavidaesunaobradearte-novoa.blogspot.com
Un saludo!
Es un análisis fantástico del magnifico cuadro de Francisco de Goya Gracias por la información
ResponderEliminarTomás els xiquets de Murillo i les postreries de Juan de Valdes Leda entren per a l'exàmen?
ResponderEliminarPots dir quines obres entren per a l'exàmen?
Gràcies. :)
Hola Neus.
ResponderEliminarMurillo y Valdés Leal forman parte del elenco de pintores del Barroco español, por lo que han de ser mencionados en cualquier explicación general que hagamos del tema (referencias a su estilo personal, temas y obras más representativas). Respecto a las obras que mencionas, hay que integrarlas en esa explicación general.
Sobre el repertorio de obras del examen..... pues todas las que he ido proponiendo para comentar a lo largo de las últimas semanas. Revisa las propuestas de actividades.
Un saludo
Tomás l'arquitectura que no entra és tota l'arquitectura barroca o només l'arquitectura barroca espanyola?
ResponderEliminarHola Neus.
ResponderEliminarToda la arquitectura barroca queda excluida de este examen. ¡Pobre Borromini! hasta desaparece del examen...
Un saludo
Hola, me llama la atención que en la parte inferior derecha del cuadro está pintado el número 1´850 pero en todas las referencias se indica que el cuadro fue pintado en 1814. Alguien sabe por qué?
ResponderEliminarPero no poneis que estilos artisticos atraveso
ResponderEliminar😡😡😡😡😡😡😭😭😭😭😢no lo encuentro por ningun lado
El cuadro de Goya es magnífico . Supongo Goya , igual que José Bonaparte y su hermano , eran ateos , pues era la época de una Ilustración atea
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