LA RAYA VERDE
Autor: Henri Matisse
Tipo de obra: Óleo y témpera sobre lienzo 0,40 m. x 0,325 m..
Estilo: Fauvismo - Cronología: 1905 -1906
Localización geográfica: Copenhague, Museo Real de Bellas Artes
¿Quién nos mira? ¿Quién pintó este cuadro?
La pintura romperá todos sus dogmas a partir de esta corriente estilística. El afán de los pintores más jóvenes por romper con las ataduras del pasado, el no ser leales a ninguna corriente, el buscar con denodado apasionamiento un camino para la expresión propia... desembocarán, una vez más, en la creación de un nuevo lenguaje. Demuestra que los prejuicios con los que empezaste el curso se han ido diluyendo y cuéntanos de qué se trata, de que nuevo monstruo pictórico estamos hablando...
VEAMOS LO QUE PODEMOS DECIR DE ESTA ROMPEDORA OBRA Y DE SU AUTOR, HENRI MATISSE:
La obra representa el retrato de la esposa de Matisse, un retrato duro
y colorista que define a la perfección el momento por el que el autor
se identifica con sus “fauves” sus composiciones preferidas, sus fieras
particulares. La mujer, seria y en posición de posar para el retrato,
desvía ligeramente su mirada del frontal del cuadro, ofreciendo un
aspecto de tranquilidad y al mismo tiempo de tensión.
Pero lo más importante de la composición es el juego de líneas y de
colores que definen el retrato, líneas que definen bruscamente el límite
de las formas de la cara y el vestido, y colores poco mezclados,
dibujados con aparente falta de orden, y con falta de sentido común en
la aplicación. Destaca sobre todo la famosa raya verde que da título al
cuadro, y que delimita de una forma brusca los dos lados de la cara. Y
que para definir la zona más iluminada de la más obscura se emplean dos
colores como el naranja y el rosa , que no se corresponden con una
representación naturalista de un retrato.
La
composición de colores del cuadro produjo un especial horror en el
Salón de Otoño de los fauvistas en 1905, la gama de colores brillantes
no sólo se aplicaban al fondo o a las ropas, sino al rostro, lo que
hacía la pintura aún más provocativa.
Matisse en esta obra combina la idea pictórica de la
saturación de color, paradigma de su estilo, con un tema más íntimo y
privado, el retrato de su mujer. Su estilo se decanta cada vez más por
un sentido decorativo de la pintura. Su filosofia artística se podría
resumir en un comentario que hizo en respuesta a una objeción que le
acababa de hacer una señora, esta le dijo: «Estoy convencida de que el
brazo de esta mujer (refiriendose a una figura femenina de una de sus
obras) es demasiado largo». Matisse contestá: «Madame, estais
equivocada, Esto no es una mujer, es un cuadro».
Un
cuadro no tiene que ser necesariamente idéntico al mundo que nos rodea,
tal como lo demuestra Matisse con esta respuesta y con la pintura que
comentamos. Matisse no ha pintado la escena tal como la veríamos
realmente, y ¿por qué habria tenido que hacerlo?, ¿no es mucho más
agradable este sorprendente juego de colores, quizá más apropiado que un
retrato más naturalista?.
La denominación de Fauves se aplicó a Matisse y a sus amigos Dufy,
Dérain, Rouault y Vlaminck, en el Salón de Otoño de 1905, donde
coinciden con los primeros expresionistas alemanes, de los cuales ellos
eran una variante mediterránea que manifestaba sencillamente y sin
trasfondo dramático y transcendental, la “joie de vivre” ilusión por la
vida, de los artistas, expresión que es, precisamente, el título de otro
cuadro de Matisse. El acto de presentación de las obras de estos
artistas, provocó un considerable escándalo de la crítica. Entre otros
vituperios se dejá caer el nombre de jaula de las fieras (cage aux
fauves) refiriéndose al conjunto de artistas que hemos citado. De esta
manera una tanto fortuita quedó bautizado el movimiento presentado
oficialmente como tal el año 1907.
La
formación de Matisse es lenta y la alterna con viajes a Londres e
Italia. Hasta 1899 su producción gira en torno a los impresionistas,
pero a partir de esa fecha, y hasta 1904, período conocido como oscuro,
recibe la influencia de los nabis y de Cézanne y realiza bodegones y
paisajes de gran solidez estructural y planos de color, como puede
apreciarse en Platos y fruta (1901) y Bosque de Boulogne (1902). En 1904
pinta Lujo, calma y voluptuosidad, en el que sigue el neoimpresionismo,
pero ya se anuncia el fauvismo, que estallará en el verano de 1905 en
Colliure. Esta obra fue muy criticada por Denis, que la define como
«esquema de una teoría». En Colliure pinta cuadros que todavía siguen de
cerca los métodos puntillistas, como Mujer con sombrilla, para alcanzar
una libertad y espontaneidad absolutas en otras obras, como Vista de
Colliure. Unos meses después, en el Salón de Otoño, expone una obra —que
fue adquirida por los hermanos Stein—, Mujer con sombrero, en la que es
apreciable la evolución del método cromático que le lleva a descubrir
que la interacción de los colores planos dota de coherencia a la obra;
en 1906 pinta "La alegría de vivir", que puede ser considerada una obra
tradicional en cuanto al tema, pero absolutamente moderna y libre por su
factura.
En mayo de 1906 realiza un viaje de dos semanas a Argelia, donde visita
el oasis de Biskra. Curiosamente no realiza allí cuadro alguno, pero a
su regreso a Francia pinta en Colliure la obra Desnudo azul (Recuerdo de
Biskra), en cuya realización se puede observar la influencia de la
escultura africana y la utilización de colores poco diferenciados. El
Desnudo, en el que domina la línea, puede relacionarse con alguna de sus
esculturas. Matisse se lleva a París cerámica popular y otros objetos
de Biskra que aparecen representados en ocasiones en sus obras. África y
su exotismo le entusiasman, y realiza diversos viajes entre 1911 y 1913
y en 1923 a Tánger, que modifican por completo la luz y el color de su
obra, como puede observarse en El taller del artista (1911), Paisaje
visto desde una ventana (1912-1913) y otras.
En 1917 se instala en Niza, donde comienza el período denominado
nicenco, en el que domina como tema la mujer, que da lugar a la serie
Odaliscas, y que continuará hasta los años treinta. Progresivamente su
técnica se simplifica y trata los colores de forma plana, como sucede
con las obras que en 1910 realiza por encargo de Shchukin para su casa
de la calle Znamenski: La danza (colocada en la escalera) y La música.
Pese a este proceso simplificador, no deja de introducir en un primer
momento elementos decorativos y arabescos. Hacia 1928 simplifica sus
formas y se interesa particularmente por la línea y el color, sin perder
su audacia, como se pone de relieve en la obra Desnudo rosa (1940), en
la que realiza un arabesco perfecto. En sus últimos años Matisse realizó
una serie de aguadas recortadas, que bordean la abstracción. La obra
más ambiciosa de esta época fue la decoración y proyecto de la capilla
del Rosario, en Vence (1948-1950). Ilustró, entre otras obras, las
Poesías de Mallarmé.
FUENTE: http://www.xtec.cat/~jarrimad/contemp/matisse.html