Los esquemas visuales os darán una visión global de los referentes históricos del arte romano; no obstante, la PPT os ofrece, de manera más amplia y documentada, una visión de la civilización romana acorde con nuestras necesidades de contextualización del arte romano.
Y un texto que no introduce en la importancia que el arte (y el coleccionismo de obras de arte) tuvo en la antigua Roma.
“Pero el coleccionismo helenístico quedó reemplazado por las directrices artísticas, y a veces museográficas, de la cultura romana. Y es lógico que triunfase en Roma donde el aparato estatal envía al pueblo sus emisiones por medio de la imagen. La imagen lo es todo: propaganda, información, ilustración, noticia… Y en esta civilización pragmática sobresale como factor esencial la pura visualidad. El comercio artístico en Roma, aparte las producciones nacionales, se basa en la exportación, expoliación y botines de guerra. Y así, el primer “descubrimiento” del arte griego se debe al expolio de Marcelo en Siracusa, al llevar consigo cuadros y estatuas de tierras helénicas. Ello supuso sentar un auténtico precedente para el futuro desarrollo del coleccionismo romano. Volver de la batalla sin mármoles y bronces griegos era no sólo privar a la República de un prestigio reconocido y al pueblo de un patrimonio cultural creciente, sino perder un “status” social que quedaba a salvo con una triunfante decoración casera. Desde entonces, no hubo jefe que a la vuelta de su campaña militar no trajera consigo su “trofeo” que se exponía, a efectos propagandísticos, en “lugares públicos”, como el pórtico de Metelo, el de Catulo, Livia o en el atrio de la Libertad, el que sirvió de museo para la colección obtenida por Asinio Polión, una de las más sonadas victorias, militar y artística.
El derecho a la propiedad de las ganancias era incontestable, con lo que muchos generales, imitando el “buen gusto” de Lúculo, adornaron su casa con los botines y así, se consolidó definitivamente el fenómeno del coleccionismo. Toda casa de miembros dirigentes de la sociedad tenía que tener su biblioteca, pinacoteca, obras de arte y bronces griegos y helenísticos. Y, si no había posibilidades de originales, esa “limitación” se cubría con copias realizadas por expertos; expertos conocedores del arte que surgieron lógicamente para dirigir el gusto de los coleccionistas y ejercer sus funciones en una sociedad consumidora de arte. Y, pese a que los motivos que hicieron surgir estas “colecciones privadas” eran extraartísticos, la deleitación y el conocimiento de sus dueños sobre las obras adquiridas era obligado; el nivel social, ascendente; el prestigio cultural, reconocido; la exposición privada de las obras, instrumento de fuerza político-social insospechada, amén del buen gusto que desplegaban en la decoración al exponerlas a la moda en uso. Estos motivos “hedonistas” y “snobistas” fueron la base sustancial del coleccionismo; todo un “hobby”.
(En: Aurora León: “El museo. Teoría, praxis y utopía”, 1978)
1 comentario:
¡¡¡Tomás!!!
Ya tengo en mi poder una foto de la lápida que había que buscar del centro. ¡No me había fijado nunca!
Sara
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