Las Tres Gracias
Título: Las Tres Gracias.
Estilo: Pintura perteneciente al arte Barroco, escuela flamenca.
Cronología: 1636- 1639.
Autor: Pedro Pablo Rubens, considerado como el artista más culto
de su tiempo y como un sagaz diplomático al servicio de la política
exterior de España. Se formó en Italia, y en Roma pudo admirar a Miguel
Ángel, a Caravaggio y a los Carraci.
Clasificación temática: Pintura de temática mitológica.
Realizada entre 1630-1635, Fue adquirida por Felipe IV
entre los bienes del pintor, subastados tras su fallecimiento - el 30 de
mayo de 1640- pasando a decorar alguna de las salas del Alcázar de
Madrid. Actualmente, la podemos encontrar en el Museo del Prado de Madrid.
ASPECTOS FORMALES Y ESTILÍSTICOS
Las
Tres Gracias de Rubens es una obra hecha con óleo sobre una tabla
(raramente, porque lo normal era el óleo sobre un lienzo) de roble, que
tiene unas dimensiones de 221 x 181 cm. Se trata de una obra de tema mitológico, que denota la influencia de Tiziano y su aprecio por el desnudo femenino.
La tradición representativa de las tres gracias se remonta, tanto en la literatura como en las artes plásticas, a la antigüedad griega y romana. Las hijas de Júpiter y de Eurymone, Aglae, Eufrosina y Talía, simbolizan diferentes conceptos desde la antigüedad. Hesíodo las asoció en la Ilíada con la diosa Afrodita, convirtiéndose así en símbolo de la belleza, el amor, la fertilidad y la sexualidad, entendidas como generadoras de vida. Pero también se relacionaban con la generosidad y la amistad al recibir y otorgar dones. Rubens las sitúa en un escenario, donde vemos un Cupido sujetando una cornucopia de la que sale agua y una guirnalda de flores, que actúa como telón. Al fondo se observa un paisaje con ciervos. Al centrar las figuras en el primer plano no hay ningún elemento que distraiga de su contemplación y sus cuerpos ocupan prácticamente toda la superficie.
Esta obra, fechada entre 1630-1635, muestra las calidades y cualidades técnicas del Rubens final. La pincelada es suelta, trabajando los detalles a través del color, sobre todo en las carnaciones donde vemos el grado de maestría. La piel de las diosas se contrae y se hunde al contacto de unas con otras, demostrando además un alto grado de conocimiento y deleite en el cuerpo femenino. En contraposición el paisaje del fondo y los ciervos parecen esbozados, a diferencia por ejemplo del detalle de las joyas La luz incide en los cuerpos desnudos para resaltarlos, prescindiendo de un realismo lumínico al dejar pasar la luz a través de los árboles, tanto del primer término como del fondo, mediante pinceladas sueltas.
En esta obra muestra la representación de las formas de las tres mujeres que la componen, con formas ampulosas rotundas y con una composición de guirnalda elíptica, añadiendo ese color anaranjado a los tres desnudos femeninos. El colorido es cálido, brillante y luminoso, de evidente influencia veneciana (Rubens estuvo en Italia y conoció las obras de Tiziano, a quien admiraba), con un fondo paisajístico de gran sutileza en el que se pueden distinguir una serie de animales. Se trata de una obra en la que predomina claramente el color sobre el dibujo, la pincelada sobre la línea. En las tres hermosas mujeres podemos observar la suntuosidad de sus carnes y la ampulosidad de sus contornos; están unidas también por sus brazos y tienen un velo transparente que las cubre. Las carnes también aparecen elegantes, frescas y palpitantes; mostrando, en definitiva, la sensualidad y el goce de los sentidos en la representación del cuerpo femenino. Es la forma típica con la que Rubens muestra la belleza y el esplendor del cuerpo femenino desnudo.
La tradición representativa de las tres gracias se remonta, tanto en la literatura como en las artes plásticas, a la antigüedad griega y romana. Las hijas de Júpiter y de Eurymone, Aglae, Eufrosina y Talía, simbolizan diferentes conceptos desde la antigüedad. Hesíodo las asoció en la Ilíada con la diosa Afrodita, convirtiéndose así en símbolo de la belleza, el amor, la fertilidad y la sexualidad, entendidas como generadoras de vida. Pero también se relacionaban con la generosidad y la amistad al recibir y otorgar dones. Rubens las sitúa en un escenario, donde vemos un Cupido sujetando una cornucopia de la que sale agua y una guirnalda de flores, que actúa como telón. Al fondo se observa un paisaje con ciervos. Al centrar las figuras en el primer plano no hay ningún elemento que distraiga de su contemplación y sus cuerpos ocupan prácticamente toda la superficie.
Esta obra, fechada entre 1630-1635, muestra las calidades y cualidades técnicas del Rubens final. La pincelada es suelta, trabajando los detalles a través del color, sobre todo en las carnaciones donde vemos el grado de maestría. La piel de las diosas se contrae y se hunde al contacto de unas con otras, demostrando además un alto grado de conocimiento y deleite en el cuerpo femenino. En contraposición el paisaje del fondo y los ciervos parecen esbozados, a diferencia por ejemplo del detalle de las joyas La luz incide en los cuerpos desnudos para resaltarlos, prescindiendo de un realismo lumínico al dejar pasar la luz a través de los árboles, tanto del primer término como del fondo, mediante pinceladas sueltas.
En esta obra muestra la representación de las formas de las tres mujeres que la componen, con formas ampulosas rotundas y con una composición de guirnalda elíptica, añadiendo ese color anaranjado a los tres desnudos femeninos. El colorido es cálido, brillante y luminoso, de evidente influencia veneciana (Rubens estuvo en Italia y conoció las obras de Tiziano, a quien admiraba), con un fondo paisajístico de gran sutileza en el que se pueden distinguir una serie de animales. Se trata de una obra en la que predomina claramente el color sobre el dibujo, la pincelada sobre la línea. En las tres hermosas mujeres podemos observar la suntuosidad de sus carnes y la ampulosidad de sus contornos; están unidas también por sus brazos y tienen un velo transparente que las cubre. Las carnes también aparecen elegantes, frescas y palpitantes; mostrando, en definitiva, la sensualidad y el goce de los sentidos en la representación del cuerpo femenino. Es la forma típica con la que Rubens muestra la belleza y el esplendor del cuerpo femenino desnudo.
La composición es elegante y de un dinamismo contenido, pues aunque las mujeres parecen estar quietas, la forma circular en que se disponen y las posiciones de sus cuerpos, introducen cierto movimiento, casi de danza. Hay movimiento también en los escorzos y las posturas de las mujeres, además del
círculo que forman, que establece una complicidad que escluye al espectador que asiste a esta suntuosa representación de tintes eróticos. Rubens trata de mostrar la riqueza y la suntuosidad del
barroco y la contrarreforma triunfante a través de estas figuras carnosas.
Se dice que Rubens pintó el retrato de su
segunda mujer Helena Fourment, o variaciones del rostro de su esposa
Isabella Brant. Otros dicen que aparece el rostro de las dos, siendo el
de Helena la mujer más rubia que se sitúa a la izquierda del cuadro, y
el de Isabella, el que aparece más a la derecha del cuadro. Se trata, por lo demás, de una obra de madurez, en la que el autor rinde homenaje a las mujeres a las que había amado a través de una escena donde el carácter mitológico sirve para canalizar su aprecio por los placeres de la vida y su visión optimista de la misma.
SOBRE EL AUTOR Y LA OBRA
SOBRE EL AUTOR Y LA OBRA
Rubens, formado en la tradición clásica desde ambos puntos de vista,
pinta este tema en al menos doce ocasiones, enmarcados en diferentes
contextos. Gran conocedor de los diferentes significados que adquieren
estas tres mujeres, nos encontramos ante un canto a la belleza y la
sensualidad de las obras que caracterizaron su última etapa, tras
haberse casado con la joven Helena Fourment en 1630. Dentro del contexto
personal del artista las Tres Gracias encarnan el ideal de sensualidad,
vitalidad y alegría que impregna las últimas obras de su carrera. La
tabla no fue un encargo, sino una empresa personal, por lo que nos
acerca en mayor medida al estado de ánimo del pintor tras su segundo
matrimonio. Los rasgos de la diosa de la izquierda se han identificado
con una idealización de su propia esposa, enfatizando aún más la
vinculación personal con la obra.
La originalidad de los primitivos flamencos se perdió en el siglo XVI por la influencia italiana, pero en el XVII Rubens otorga de nuevo un carácter peculiar a la pintura flamenca. El catolicismo imperante en la zona contribuyó a mantener la importancia de los temas religiosos, pero estos no se caracterizan por la emoción, sino que la pintura de Flandes destaca por su optimismo y carácter alegre, inclinada a los aspectos más placenteros de la vida.
El autor revela una evidente admiración por Tiziano en el desnudo femenino como podemos observar en esta obra. Otras obras del autor son: "El juicio de Paris" y "El descendimiento". Otros autores de la época son Rembrandt de la escuela holandesa y Velazquez como ejemplo de la pintura del barroco español.
Contexto:
Fuente: reelaboración a partir de diversas fuentes, en especial el comentario realizado en la web del Museo del Prado:
https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/las-tres-gracias/145eadd9-0b54-4b2d-affe-09af370b6932
La originalidad de los primitivos flamencos se perdió en el siglo XVI por la influencia italiana, pero en el XVII Rubens otorga de nuevo un carácter peculiar a la pintura flamenca. El catolicismo imperante en la zona contribuyó a mantener la importancia de los temas religiosos, pero estos no se caracterizan por la emoción, sino que la pintura de Flandes destaca por su optimismo y carácter alegre, inclinada a los aspectos más placenteros de la vida.
El autor revela una evidente admiración por Tiziano en el desnudo femenino como podemos observar en esta obra. Otras obras del autor son: "El juicio de Paris" y "El descendimiento". Otros autores de la época son Rembrandt de la escuela holandesa y Velazquez como ejemplo de la pintura del barroco español.
Contexto:
La obra hemos de situarla dentro de la época del Barroco, especialmente
del barroco católico, impulsado por la Iglesia tras el conciclio de
Trento como una respuesta dogmática y propagandística al protestantismo.
La escuela flamenca, liderada por Rubens, a la vez que representa los
nuevos valores artísticos al servicio de la fe, muestra un espíritu
optimista y festivo, lleno de colorido y vida. El estilo vitalista y
carnal de Rubens manifiesta, por lo demás, un aprecio por los aspectos
amables de la vida y por el mismo gozo de vivir. No es un catolicismo
ascético y místico como el español, sino glorioso y espectacular, como
reflejan las grandes composiciones de temática religiosa del maestro
flamenco.
El
adjetivo barroco, con el que hoy se designa a la cultura artística
europea del siglo XVII y, por extensión, a la monarquía absolutista, a
la economía mercantilista, a la sociedad estamental y a la
Contrarreforma católica, nace con un carácter despectivo y negativo:
barroco era lo irregular, lo complicado y ampuloso, retorcido y
degenerado, en oposición al equilibrio, orden y simetría del arte
renacentista, que tratan de recuperar los críticos del Neoclasicismo de
finales del XVIII.
El
Barroco es un arte cortesano que se pone al servicio de los reyes
absolutos, cuyo afán de esplendor se traduce en la magnitud de los
proyectos y en el fasto de la decoración, excesivamente recargada. Es un
estilo triunfante y propagandístico, como ocurre en la Roma papal,
donde nace y se desarrolla el estilo, o en la Francia del Rey Sol. Pero
también será el vehículo adecuado de la Iglesia católica para luchar
contra la Reforma Protestante, renovándose la iconografía católica con
composiciones aparatosas, de tono triunfal. España, adalid de la
Contrarreforma, desarrollará un barroco exclusivamente religioso. Sin
embargo, en las regiones donde triunfa la Reforma, Holanda, Alemania y
el norte de Europa, se desarrollará un arte burgués, de vertiente más
laica, sencilla e intimista.
Fuente: reelaboración a partir de diversas fuentes, en especial el comentario realizado en la web del Museo del Prado:
https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/las-tres-gracias/145eadd9-0b54-4b2d-affe-09af370b6932
2 comentarios:
Hey encontré un blog de arte! Que bueno. Saludos desde argentina.
La pintura desde hace varios años no posee artistas relevantes que lo representen de la forma correcta pero un hombre llamado Gabino Amaya Cacho ha conseguido destacarse gracias a sus obras que han sido exhibidas en los museos más importantes de España y ha conseguido excelentes reseñas de críticos reconocidos a nivel internacional. Entre sus obras más famosas y relevantes es la que fue realizada en el año 2018 llamada "Pop Star" hecha con una técnica llamada Puntillismo Abstracto Figurativo de la cuál él tomó la iniciativa de realizar.
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