Estudio de Inocencio X, de Francis Bacon, 1962
El retrato que Velázquez pintó del Papa Inocencio X durante su segundo viaje a Italia (1649-1651), ha ejercido una profunda fascinación en artistas posteriores. La penetrante mirada y el gesto firme del papa poco tienen que ver con el tópico del pastor de almas de mirada benévola y gesto compasivo. Velázquez pintó al hombre de estado, no al jefe de la Iglesia Católica, aunque también. El vicario de Cristo en la Tierra no es el cordero que se entrega mansamente al sacrificio, sino uno de los hombres más poderosos de su época; tal vez por esa razón el Papa quedó turbado ante la franqueza que el pintor supo arrancarle. Una franqueza que carecía de adulación, como era norma en los retratos de la época. La obra, como es evidente, traspasa todos los límites del género; la pompa y circunstancias que rodean la figura del Papa quedan difuminadas, a pesar de la intensidad del rojo sobre rojo que impregna toda la obra, ante la severidad del retrato y su profundo realismo. El Pontífice no dejó de reconocer, a pesar de ese "pequeño" contratiempo, la calidad del pintor sevillano, por lo que fue obsequiado por éste con una medalla y una cadena de oro.
Francis Bacon, pintor angloirlandés fallecido en 1992, realizó uno cuarenta retratos-variaciones del realizado por Velázquez sobre Inocencio X. El carácter atormentado y desgarrado de este pintor se aprecia en el modo en que "recrea" la imagen del papa, llena de fuerza y dramatismo. En sus variaciones el rostro y la figura se deforman para acentuar la expresividad del personaje. de la boca entreabierta parece surgir un grito de horror que poco tiene que ver con el Papa y sí con las angustias y zozobras personales del artista. Bacon se adscribe a las corrientes figurativas expresionistas del s. XX, desarrolladas después de la Segunda Guerra Mundial.
El retrato que Velázquez pintó del Papa Inocencio X durante su segundo viaje a Italia (1649-1651), ha ejercido una profunda fascinación en artistas posteriores. La penetrante mirada y el gesto firme del papa poco tienen que ver con el tópico del pastor de almas de mirada benévola y gesto compasivo. Velázquez pintó al hombre de estado, no al jefe de la Iglesia Católica, aunque también. El vicario de Cristo en la Tierra no es el cordero que se entrega mansamente al sacrificio, sino uno de los hombres más poderosos de su época; tal vez por esa razón el Papa quedó turbado ante la franqueza que el pintor supo arrancarle. Una franqueza que carecía de adulación, como era norma en los retratos de la época. La obra, como es evidente, traspasa todos los límites del género; la pompa y circunstancias que rodean la figura del Papa quedan difuminadas, a pesar de la intensidad del rojo sobre rojo que impregna toda la obra, ante la severidad del retrato y su profundo realismo. El Pontífice no dejó de reconocer, a pesar de ese "pequeño" contratiempo, la calidad del pintor sevillano, por lo que fue obsequiado por éste con una medalla y una cadena de oro.
Francis Bacon, pintor angloirlandés fallecido en 1992, realizó uno cuarenta retratos-variaciones del realizado por Velázquez sobre Inocencio X. El carácter atormentado y desgarrado de este pintor se aprecia en el modo en que "recrea" la imagen del papa, llena de fuerza y dramatismo. En sus variaciones el rostro y la figura se deforman para acentuar la expresividad del personaje. de la boca entreabierta parece surgir un grito de horror que poco tiene que ver con el Papa y sí con las angustias y zozobras personales del artista. Bacon se adscribe a las corrientes figurativas expresionistas del s. XX, desarrolladas después de la Segunda Guerra Mundial.
2 comentarios:
Me parece que quien se ha fijado alguna vez en este rostro, en su mirada...ya es capaz de reconocerlo siempre. Antes, quise haber añadido la expresión <>, no sé qué falló. Bueno, da igual porque ya se acabó el juego, esperamos ansiosos el próximo.
En cuanto a la mirada de Bacon, únicamente añadir que, salvando todas las distancias, me recuerda a "El grito" de Munch, esa boca que grita, ¿de angustia, dolor?
¡Hasta la próxima!
Begoña.
Estremecedora la interpretación de F. Bacon. Gracias por descubrirme siempre cosas nuevas.
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