Un cuaderno de bitácora para navegar por la historia del arte. Cada entrada está relacionada con algunos de los estadios de la creación artística a lo largo de la Historia. Desde la Prehistoria hasta la más rabiosa actualidad. Todo un curso al ritmo pausado del calendario. Para aquellos que consideran que el arte existe porque la vida no es suficiente.

11/03/2015

ANÁLISIS DE UNA ESCULTURA ROMANA: RETRATO DE OCTAVIO AUGUSTO DE PRIMA PORTA.



Obra: Augusto arengando a las tropas o Augusto de Prima Porta. Museos Vaticanos. Roma.
Género: Escultura de bulto redondo (retrato romano).
Estilo: Arte  romano imperial.
Cronología: Imperio romano. Posterior al 14 d.C. (Siglo I d.C.), de un original del 20 a.C.



ANÁLISIS:
    Nos encontramos ante una estatua de  bulto redondo, de cuerpo entero en actitud de pie del emperador Octavio Augusto, como dirigiéndose al público o arengando a sus tropas, al tener la mano derecha levantada. Está realizada en mármol y mide  unos dos metros de altura.  Parece que es una copia o duplicado en mármol,  realizada una vez fallecido el emperador en el 14 d.C., de un original en bronce realizado en torno al año 19 o 20 a.C. Esta escultura conservada en el Museo Vaticano (Braccio Nuovo) es una reproducción encargada por su esposa Livia cuando enviudó, y fue encontrada en 1863 en las ruinas de la Villa llamada Ad Gallims Albas, en el lugar de Prima Porta, en un lugar suburbano cerca de Roma, junto a la Vía Flaminia,  donde se retiró Livia tras la muerte de su esposo.

     Las superficies parecen lisas y pulidas aunque en su armadura se aprecian relieves de mucho trabajo. En la obra aún se pueden observar restos colores vivos como dorados, púrpura, azul y otros colores, con lo que la obra estuvo policromada. En la obra se aprecia algo de frontalidad y su actitud es reposada y serena, pero al ladear la cabeza y la posición de contraposto (apoyar todo el peso del cuerpo sobre una pierna y dejar la otra flácida) al estilo de la Grecia Clásica, trata de darle naturalidad y apartarse de las rígidas esculturas frontales de la antigüedad. En cuanto a sus formas de expresión se aprecia un naturalismo acusado con algo de idealización. El parecido con la realidad es evidente al representar las facciones de Augusto (el emperador aparece con la mirada sombría y el típico flequillo, así como su carácter introvertido, nervioso, melancólico, majestuoso, pero sin estridencias), pero en su rostro se ve al político sereno y seguro, prudente, frío, consciente y preocupado de sus pensamientos y palabras; es la  realidad idealizada, algo normal que se inicia en el imperio, produciéndose el paso del retrato muy realista etrusco a los retratos que buscan la belleza idealizada y perfecta, de influencia helenística. La anatomía está muy bien trabajada al igual que los pliegues de sus ropajes, incluso se aprecia la técnica de los paños mojados para resaltar la musculatura de la figura. El emperador aparece descalzo. Todo está pensado para dar una dimensión temporal de eternidad.



    Octavio Augusto aparece vestido con traje militar de gala y arengando a las tropas; se trata del tipo de retrato thoracatus, es decir vestido como jefe militar absoluto y con rica coraza, en actitud heroica y decidida. El emperador levanta la mano derecha y sostiene el bastón consular, recogiendo el manto en amplios pliegues en torno a la cintura del personaje, rematándose sobre su brazo izquierdo. Su coraza tiene relieves alusivos a diversos dioses romanos, entre ellos, Marte, el dios de la guerra, así como las personificaciones de los últimos territorios conquistados por él: Hispania, Galia y Partia (guerrero que entrega la enseña en el centro de la coraza). Completa la estatua, como era normal en las copias romanas para dar estabilidad, un delfín y un Eros o Cupido, que sostienen su pierna derecha. Todas estas referencias religiosas tratan de entroncar la figura de Augusto con los dioses, con la divinidad.

COMENTARIO:
    La escultura representa a Cesar Octavio (63 a.C.-14d.C.), primer emperador de Roma y uno de los personajes más venerados en Roma. Tras el asesinato de Cesar, que le había declarado su heredero, formó parte del Segundo Triunvirato junto con Antonio y Lépido, de quienes se deshizo posteriormente. Hecho con el poder absoluto, recibió los títulos de Imperator y Augusto en el Senado en el 27 a.C., a pesar de intentar mantener la ficción republicana. Dirigió sus luchas contra astures, cántabros y germanos. Conquistó la cuenca del Danubio y proporcionó al Imperio una época de paz, estabilidad y esplendor cultural (Pax Augusta) que duró dos siglos (Alto Imperio), si bien en medio de una notable falta de libertad.


   La obra probablemente es réplica o copia de otra escultura del emperador, realizada en bronce, tras las conquistas y pacificación en Hispania y la Galia. A pesar de la influencia republicana del retrato (los rasgos veraces de Augusto), el estilo de este retrato está más cerca del idealismo helenizante. Su rostro tranquilo y sereno, su pose decidida y enérgica, la musculatura perfecta, las proporciones anatómicas y la postura clásica del controposto señalan el deseo de idealizar la figura, de hacer un prototipo o modelo del gobernante perfecto. Todo ello convierte al retrato imperial romano en un auténtico instrumento de propaganda gubernamental, cuya función política es evidente: mostrar al pueblo romano que el emperador era un ser excepcional, equiparable a los antiguos héroes mitológicos, e incluso digno de ascender a la divinidad del Olimpo, pues reúne todas las virtudes, físicas y morales, que debía tener un ser excepcional, digno de gobernar aquel inmenso Imperio. Se trata de  la aristocrática naturalidad de quien se sabe portador y responsable de una gloriosa herencia.

    Por otro lado, el copista nos presenta a Augusto divinizado, que se aprecia al ponerlo descalzo, lo cual correspondía en el mundo clásico a los dioses y mortales deificados. Augusto fue divinizado a su muerte y su mujer Livia fue convertida en su sacerdotisa. Los pies descalzos pueden simbolizar que el emperador ya estaba en el Olimpo. A sus pies, a modo de soporte, Cupido sobre un delfín en alegórica referencia a la descendencia de la Gens Julia de Venus a través de Eneas, que a su vez desciende de Rómulo y Remo, hijos de Marte. La tradición dio al hijo de Eneas, Ascanio, el nombre de Iulio, con lo que la gens Julia quedaba emparentada con los dioses, con los fundadores de Roma y con los héroes troyanos. Como era habitual en épocas pasadas, de esta forma se entroncaban religión, linaje y política, revistiéndose al poder personal de una aureola sagrada que justificase su ejercicio.


    Con este retrato se inaugura y hace arquetípica la modalidad de retratos imperiales de a pie, que proliferarán por todo el Imperio. Culmina así la larga e intensa tradición del retrato en Roma, que tuvo dos líneas básicas: el realismo etrusco y el idealismo helenizante. En la línea de esa corriente realista y popular, hunde sus raíces en los retratos funerarios etruscos. El fondo pragmático y realista del latino le exige retratos fidedignos y casi nunca idealizados. El artista esculpe en las cabezas una fidelidad al modelo que traduce no sólo el parecido físico sino el psicológico. Sin embargo, en el Imperio, al retratar a los grandes emperadores, se prefiere la suavización de sus rasgos, las formas bellas y perfectas y la contención moral.  El siguiente paso será la representación de los emperadores semidesnudos, coronados de laurel y portando atributos divinos como el águila de Zeus. El proceso de divinización se acelera y Claudio es ya reconocido como dios en vida. Sin embargo, no se caerá en la idealización de los rostros, que seguirán respondiendo a la realidad fisonómica del retratado.

Dentro del retrato imperial podemos señalar varios tipos iconográficos:



El retrato toracado, en calidad de jefe militar triunfador, cuyo máximo exponente es el retrato en cuestión, el Augusto de Prima Porta.


-    El retrato como Pontifex Maximus o “con cabeza velada”, por llevar un velo en la cabeza, donde el personaje oficia como jefe religioso o sumo sacerdote. El ejemplo es el retrato de Augusto de Vía Labicana (hoy en el Museo Máximo alle terme de Roma).


-    El retrato togado, representando al emperador con toga senatorial, como máxima autoridad del Senado (Ej. Augusto como pretor del Museo del Louvre de París).


-    El retrato ecuestre, con el emperador triunfador a caballo, del que se conservan muy pocos ejemplos, siendo el mejor el retrato ecuestre de Marco Aurelio de la Plaza del Capitolio de Roma.


-    El retrato apoteósico, que representa al emperador semidesnudo tras su muerte, como alusión a su carácter de semidios o divinizado. Ejemplos de este tipo son el de Claudio como Júpiter, el Trajano de Itálica o Cómodo como Hércules.

   Como ya se ha apuntado, el Augusto de Prima Porta aparece en pie y con coraza; el paludamentum  o manto consular va enrollado en la cintura y sostenido por el brazo izquierdo, mientras el derecho avanza en gesto típico del momento de la alocución al ejército. La corona, coraza y paludamentum vienen a representar las insignias del poder imperial y la grandeza de quien lo encarna. Todo este repertorio iconográfico viene a subrayar, de manera inequívoca, la funcionalidad del arte como elemento de propaganda política. En el Augusto de Prima Porta hemos de distinguir, por tanto, entre forma y fondo, entre imagen y significado.


    En el plano formal, si bien el Augusto de Prima Porta posee una originalidad innegable, la influencia de la estatuaria clásica griega es evidente y es, casi seguro, que el autor del original fuese un escultor griego. En este caso es claro su débito con el Doríforo de Policleto: sus expresiones son parecidas y ambos se apoyan en la pierna derecha mientras balancean la izquierda. La pica del Doríforo ha sido sustituida por el bastón consular. No obstante esto, hay una diferencia notable: la idea de reposo del clasicismo griego ha sido sustituida por el dinamismo propio de un orador en su discurso.


    Podemos decir, por tanto, que en el Augusto de Prima Porta se produce, como en todas las manifestaciones artísticas de la época augústea, la síntesis entre el clasicismo griego, cuyo lenguaje formal se adopta, y la concepción romana de la obra de arte sujeta a lo utilitario y real. Si el retrato griego perseguía una concepción ideal del hombre a través de la heroificación del modelo, el romano busca el máximo realismo recurriendo, con frecuencia, a la mascarilla, ya realizada en vida, ya funeraria, de acuerdo con la tradición etrusca y republicana. Retratos veraces y sinceros que aun cuando, como éste de Augusto, estén ligeramente idealizados por su finalidad política y su carácter sagrado, reproducen, junto con los rasgos físicos, las huellas que en ellos va dejando el paso del tiempo y las adversidades de la vida.




    Por último, pasamos a describir y explicar lo representando en la coraza del emperador, con un fuerte simbolismo y rasgos divinos. En el centro de la coraza aparece un guerrero bárbaro entregando una enseña militar a un personaje con casco. El guerrero, barbado y con bombachos, es un emisario parto, un persa que alza en sus brazos el distintivo de la legión romana, coronada con el águila reglamentaria. Esto se explica por que los partos infligieron  una tremenda derrota en la ciudad de Carras a las legiones romanas y a Craso, quién perdió allí, en el 53 a.C., la batalla y la vida. Más tarde, en Fraata, hubo otra gran derrota de los romanos, esta vez con Marco Antonio al mando. Augusto logró con los años recuperar los estandartes, de tan alto valor simbólico y que estaban en poder del poderoso imperio parto, restituyéndolo oficialmente (la devolución tuvo lugar en el año 20 a.C.). Así, el honor de Roma quedaba a salvo gracias a Augusto y ponía de manifiesto la superioridad de Roma sobre los enemigos orientales. El legado parto devolviendo la enseña romana ocupa el centro de la representación. La recibe el dios Marte (el dios de la guerra), en atuendo militar y acompañado de la Loba Capitolina, nodriza de Rómulo, el fundador de Roma. La identificación entre Roma, Marte y Augusto se produce espontáneamente. Otras interpretaciones afirman ser Tiberio, su futuro sucesor quien las recoge, ya que así se le mostraría como heredero en el cargo.


    A la espalda de Marte, bajo la axila derecha de Augusto, está la personificación de Hispania, sentada y afligida, llevando en la mano una espada (la típica gladius hispanienses). Esto representa que Augusto venció a los cántabros y astures y de ahí esta conmemoración. En posición simétrica, aparece la personificación de la Galia, quienes también combatieron duramente contra los romanos, sometidos, finalmente, por Octavio Augusto. La Galia aparece en actitud de derrota y nos muestras los atributos típicos de los celtas: una trompeta zoomorfa de guerra, una enseña gálica en forma de jabalí y la espada envainada, ya inútiles. Algunos estudiosos prefieren ver en estas matronas a Germania y Dacia, pero son los menos.


    Debajo están Apolo y Diana, dioses por los que Augusto tenía especial devoción. Apolo aparece con su lira, el instrumento característico del espíritu cultivado, y monta un monstruo alado, un grifo. Era creencia generalizada que Apolo, con su arco, había ayudado a Octavio Augusto en la batalla de Accio contra Antonio y Cleopatra. Por su parte, Diana cabalga sobre un ciervo y lleva su peligroso carcaj de flechas infalibles. Diana era una diosa nacional romana, opuesta a las divinidades extranjeras, que agradaban poco al emperador. Era fuerte, agreste y protectora de la fecundidad femenina, reina del monte Aventino, vinculado a la plebe y protectora de los niños, de la nueva generación de romanos que vivirán en paz.


    Todos estos sucesos se hallan enmarcados por un marco cosmológico, por el cielo y la tierra. Arriba, sobre los pectorales de la coraza, está Caelus, el cielo, el griego Urano, que despliega su manto para albergar al mundo y a los mortales. Por dicho manto recorre la bóveda celeste el Sol, en su cuadriga, trayendo calor y luz al universo. Por delante del carro solar vuela el Rocío, con su jarrita humectante. Junto al carro, la Aurora, que anuncia la llegada del nuevo día. La luminosidad del sol se haya representada por la antorcha de Fósforo o Lucifer, inscrito en el disco solar y compañero del Rocío.


    Debajo del todo, en la vertical del ombligo de la coraza, la Tierra (Tellus), también llamada en Roma Terra Mater, recostada y con los emblemas de la fertilidad, entre los que destaca la cornucopia o cuerno de la abundancia, por el que la humanidad recibe los frutos del suelo. Si se mira con detenimiento se ven, bajo sus brazos, nos niñitos, que pudieran ser Rómulo y Remo, los gemelos amamantados por la loba.


    Las hombreras de la coraza representan otras tantas esfinges aladas, asunto común en la iconografía clásica y a menudo compañeras de las alegorías militares.




CONTEXTO HISTÓRICO:

    Roma fue fundada en el 753 a.C. por un pueblo del Lacio llamados después romanos. Del 753 al  510  la ciudad  de  Rom es  gobernada  por  siete  reyes, cuatro romanos y tres etruscos (tras caer bajo la influencia etrusca). En el 509 a.C. deponen al último rey y se inicia la República, con un gobierno basado en el Senado, los magistrados y el poder de las asambleas de ciudadanos. En esta época iniciaran su expansión, primero por el Italia y, mas tarde, por todo el Mediterráneo, llevándoles a dominar el mayor imperio del mundo antiguo, gracias al poder militar de sus legiones, la eficiente administración que explotaban las provincias y el espíritu práctico y concreto que siempre estuvo presente en el mundo romano. La república hasta el año 30 a.C. cuando, después de Cesar, Augusto esproclamado emperador  en el 27 a.C.y la República romana se convierte en Imperio Romano, caracterizado por el poder absoluto del emperador, hasta la caída del imperio en el siglo V d.C. debido a la presión y acoso de los pueblos bárbaros del centro de Europa.
    El arte y la cultura romana representa la culminación del proceso evolutivo de las culturas mediterráneas. Profundamente enraizado en la cultura griega, de la que es su más directo heredero, incorpora a ella múltiples elementos de las más diversas culturas mediterráneas, con un sincretismo sumamente característico. Factores que harán más fácil su desarrollo por este vasto espacio serán un idioma común como el latín, el derecho romano, las calzadas que facilitaban el tránsito de ideas y de técnicas, así como ser un arte al servicio del estado.


Para ver de otra manera la obra:


-      La estatua de Prima Porta con sus colores primitivos (Recreación en la exposición: “I colori del   bianco: mille anni di colore nella scultura antica”. Roma, 2004-05.


Bibliografía:
   
-          Fatás, Guillermo: “La coraza de Augusto”. Historia 16, nº 171, Año XV, Julio, 1990. Madrid.

-          García Bellido, Antonio: “Arte Romano”. CSIC. Madrid, 1990.

-          Wikipedia: “Augusto de Prima Porta”.


Este comentario ha sido copiado del blog ARTE TORREHERBEROS: 
http://artetorreherberos.blogspot.com.es/2011/11/comentario-de-augusto-de-prima-porta.html

NO DUDES EN VISITARLO SI QUIERES PROFUNDIZAR EN EL CONOCIMIENTO DE LA HISTORIA DEL ARTE.

ANÁLISIS DE UNA ESCULTURA ROMANA: EL RETRATO ECUESTRE DEL EMPERADOR MARCO AURELIO.


           Vamos a seguir un método de análisis convencional: primero procederemos a la identificación  y clasificación de la obra; después, realizaremos una descripción y análisis formal-estilístico de la misma y, por último, comentaremos los aspectos iconográficos e iconológicos de la obra.

Identificación y clasificación de la obra: 
     Se trata del retrato ecuestre del emperador romano Marco Aurelio. Su tipología corresponde al retrato imperial. Se trata de una obra escultórica exenta o de bulto redondo. El material  y técnica con el que sido realizado es bronce dorado al fuego y a la cera perdida, siguiendo la tradición de los grandes broncistas griegos, de la que los romanos son continuadores. La obra fue realizada en el año 176 d. C. durante el Alto Imperio Romano. Se desconoce al autor o autores de esta obra, ya que en aquella época el artista era considerado un mero artesano al servicio del cliente, en este caso el estado romano. La obra estuvo originariamente ubicada en la plaza de San Juan de Letrán, en Roma; durante el Renacimiento, Miguel Ángel, la trasladó a la plaza del Capitolio, en Roma. En todo caso, este tipo de esculturas fueron realizadas para serubicadas en la plaza pública, como parte de la propaganda imperial y de la configuración de la imagen política del emperador.


Descripción y análisis formal-estilístico de la obra:
     El emperador Marco Aurelio aparece montado sobre un caballo, retratado en actitudde pasar revista a las tropas. A diferencia de lo que debió de ser habitual (túnica ypaludamentum), el emperador está vestido con la toga del filósofo y con el brazo extendido, en un gesto que más que de saludo al ejército y al pueblo romano, parece un gesto de ofrecimiento o de paz. El rostro del emperador ha sido representado de forma minuciosa con una mezcla de realismo e idealización, como era típico del retrato imperial de la época. Marco Aurelio aparece barbado, como era habitual en el s. II. El conjunto (caballo y emperador) presenta una composición equilibrada y cerrada. La posición centrada del emperador, erguido pero equilibrado, la mano alzada, pero marcando la línea horizontal, en actitud pacífica y no violenta, se complementan con la postura del caballo, con la cabeza y la cola hacia abajo, y la posición de las patas marcando el centro, a pesar de que una de las patas delanteras se halle levantada (posiblemente se posaba sobre la figura de un bárbaro vencido, hoy desaparecida). El jinete monta sin estribos, pues éstos todavía no habían sido introducidos en occidente. El resultado es un grupo cerrado que inspira serenidad, mesura y equilibrio. La figura del emperador está desproporcionada respecto al tamaño del caballo, quizás para resaltar su poder y grandeza. Ambas figuras han sido representadas con suma precisión y riqueza de detalles, desde la anatomía del animal, las crines, la montura, etc. hasta las sandalias o la riqueza de pliegues en la vestimenta imperial, con su juego de luces y sombras, y la naturalidad con la que caen sobre la montura. El conjunto es de un realismo veraz, no exento de idealización por la majestuosidad del porte y la serena actitud del personaje imperial, que no aparece como un héroe militar, sino como un hombre de paz.

Comentario de la iconografía e iconología de la obra:
   Desde la época de la República romana ya se realizaban este tipo de esculturas ecuestres, pero será sobre todo con el imperio, cuando se desarrolle, en el marco del retrato imperial, el de emperadores en actitud de revista militar (adlocutio) y extendiendo el brazo en señal de saludo al pueblo y al ejército. La única obra que ha llegado hasta nosotros con este esquema fue la de Marco Aurelio (en bronce dorado al fuego), el resto se han perdido, dada la costumbre de fundir el bronce para reutilizarlo y el carácter pagano de estas esculturas. Este emperador era un hombre pacífico y de razón, y así aparece retratado, no con los atributos militares, sino con la toga del filósofo que domina con la razón. El simbolismo se reforzaba con la presencia de la figura de un bárbaro que se hallaba bajo el caballo, hoy desaparecido, según algunos historiadores.   
   Marco Aurelio Antonino Augusto, apodado el sabio, nació en Roma en el año 121; fue emperador desde el año 161 hasta su muerte en el año 180. Fue el último emperador de los llamados Cinco Buenos Emperadores (y el tercer emperador de origen hispano); está considerado como una de las figuras más representativas de la filosofía estoica romana, de ahí que se le represente con la túnica del filósofo, como una clara referencia a su dimensión intelectual y no sólo político-militar. A pesar de su talante pacifista, su reinado y gobierno estuvieron marcados por los conflictos militares en Asia, frente al Imperio Parto y en Germania, frente a las tribus bárbaras asentadas en el limes Germanicus, en la Galia y en río Danubio. La obra más significativa de M. Aurelio, como filósofo, fue la titulada "Meditaciones", escrita en griego helenístico, durante las campañas militares de la década de 170. Está considerada como un monumento al gobierno perfecto. La muerte de este emperador es el hito histórico que marca el fin de la época de mayor prosperidad del Imperio Romano, conocida como la Pax Romana. 
   Podemos considerar, en consecuencia, el retrato del emperador como un retrato psicológico, además de político, ya que Marco Aurelio ha sido representado en actitud pacífica y no violenta, como un filósofo que domina con la razón y no  con la fuerza, a la figura del bárbaro bajo las patas del caballo (hoy desaparecido). Es la imagen del estadista pacifista (a pesar de que la mayor parte de su reinado lo pasó guerreando contra los enemigos del imperio). La imagen transmite la idea de un poder sereno y sabio, mesurado, coherente con su función propagandística y política, ya que refuerza una imagen determinada del poder imperial romana, entonces en la cúspide y plenitud del imperio.
    Su influencia histórica será decisiva en la configuración del retrato ecuestre en el Renacimiento, como se aprecia en el retrato ecuestre del condotiero Gattamelata, de Donatello, o en el Colleone, de A. Verrochio. Ambas obras serán decisivas, además, en el desarrollo posterior de este tipo de retrato militar, político y propagandístico durante elBarroco y hasta época más recientes, en las que el poder (militar o monárquico) se revistió de la pompa y circunstancia de esta tipología para enaltecerse. Si una obra de estas características ha sobrevivido es, según algunos, porque fue confundida con la estatua ecuestre del emperador Constantino, el que legalizó el culto cristiano.


La estatua ecuestre de Marco Aurelio.
Material: bronce, de aproximadamente 3 metros de altura. 
Data del siglo II, concretamente del año 176 d.C.
 De autor desconocido. La localización original más probable es el Foro Romano o la plaza con el templo dinástico que circundaba la Columna Antonina.

11/02/2015

LA ARQUITECTURA ROMANA: EL PANTEÓN DE AGRIPA


   Un corto video sobre una de las obras arquitectónicas más hermosas jamás construidas, el Panteón de Agripa, superviviente de la grandiosidad romana y testigo de su magisterio constructivo. La sabia combinación que los arquitectos romanos hicieron de la belleza, la suntuosidad y la concepción dinámica del espacio interior, alcanza en este edificio su mejor expresión, a mayor gloria del imperio romano. Más allá del esteticismo griego y de su concepción escultórica del edificio, este templo construido en honor de todos los dioses, ofrece una magnífica visión del espacio interior como algo dinámico y funcional, además de la poderosa presencia que exhibe en su volumetría exterior. El Panteón convertido, además, en el centro de de los rituales imperiales y del cosmos romano, se alza como testigo imponente de la sabiduría constructiva de los arquitectos e ingenieros romanos. Que perdure.

Y uno enlaces con diferentes explicaciones sobre esta construcción:

- Un buen análisis/comentario de la obra (autor: Manuel Alcayde Mengual):
http://historia-vcentenario.wikispaces.com/file/view/COMENTARIO+DEL+PANTEÓN+DE+AGRIPA.pdf

- La ficha que ARTEHISTORIA hace del edificio:
http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/monumentos/898.htm

- Más información en la wikiarquitectura, interesante por la abundancia de información gráfica:
http://es.wikiarquitectura.com/index.php/Panteón_de_Agripa


Toda esta información os permitirá consolidar el análisis que habéis hecho de esta construcción.

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